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En la reactivación económica están puestas las esperanzas de todas aquellas personas que en esta pandemia han visto reducidos sus ingresos, perdieron el empleo, tuvieron que cerrar sus negocios o vieron frustrados sus emprendimientos. Y en ella están sembradas las ilusiones de las mayorías que están en la economía del rebusque o la informalidad.
Los estudios de la Cámara de Comercio de Medellín indican que cerca de 90.000 empleos se perderán por causa de la pandemia. Es decir, el índice de personas cesantes aumentará a un 15 o 16 por ciento en este año, siendo optimistas. Esto, sumado a la informalidad y al desempleo que ya vivía la capital antioqueña, el panorama no es nada alentador.
Incluso, los mismos estudios indican que, cerca del 54 por ciento de las empresas no estaban operando antes de la reactivación, lo que representa el 41,2 por ciento de los empleos formales, que para Medellín se calculan en 556.000.
En estos momentos de incertidumbre y de crisis, no se trata de echarle más sal a la herida, pero no es posible desconocer que la situación podrá tornarse más compleja, si se tiene en cuenta que las medidas de reactivación económica, por parte del Gobierno no son tan claras, de acuerdo con el presupuesto nacional para el 2021, aprobado por el Congreso de la República.
Mientras el Ministerio de Trabajo anuncia la creación de dos millones de puestos de trabajo, el desempleo va en aumento. De acuerdo a cifras presentadas por el DANE , en agosto se perdieron 788.000 contratos laborales en Colombia, los mismos que se suman a los millones de empleos que se han perdido por causa de la pandemia.
A esto se suma las personas que están en condiciones de mayor vulnerabilidad, como es el caso de las mujeres, los jóvenes, los trabajadores informales, las familias de bajos recursos.
En Colombia, las mujeres representaban en 2019 el 41,4 por ciento de la población ocupada, hoy solo son el 23 por ciento. Lo que es más grave aún es que la jefatura de hogar femenina en el país pasó de 36,1% en 2018 al 38,4% en 2019. (DANE) Se estima que, en Medellín, el promedio es aún más alto, sin embargo, el tema sigue siendo invisibilizado, para el análisis de la pobreza en la ciudad.
En el caso de los jóvenes, ellos tienen grandes dificultades de insertarse en el mercado laboral. Así lo demuestran estudios realizados por Medellín Cómo Vamos, que aseguran que sólo cinco de cada diez pueden encontrar un empleo formal. Lo delicado es que el dato corresponde a 2019. Para 2020, las condiciones han variado y no precisamente para mejorar.
No podemos desconocer la realidad, y menos la obligatoriedad que tienen, tanto el Gobierno nacional como los gobiernos locales y departamentales de ser más creativos y proactivos en las soluciones a las dificultades post pandemia, que se avecinan.
Mientras muchos expertos en el tema aseguran que la recuperación económica del país, en un escenario negativo, requiere de cinco años y, en uno muy optimista de dos, lo cierto es que esto no se logrará en un abrir y cerrar de ojos, y no será en menos de tres años.
Buscar opciones que contribuyan en mejorar las condiciones de vida de los más desprotegidos y vulnerables es una tarea prioritaria en términos sociales. Cerrar los ojos frente a una situación de tal magnitud no solo nos hará retroceder en las conquistas alcanzadas, sino que nos profundizará las brechas de pobreza en la ciudad.
La reactivación económica requiere de mayor inversión social, soluciones ágiles, oportunas, y articuladas entre todos. No podemos esperar que la pobreza aumente a niveles inmanejables. Es nuestra responsabilidad, la de los empresarios, el Gobierno nacional, la academia y los gobiernos locales, articular esfuerzos y plantear propuestas que vayan desde la renta básica, el apoyo a emprendimientos y capacitaciones, fortalecimiento a las Mipymes, las las empresas familiares, al igual que el fomento al comercio digital, la compra local, la economía solidaria, la empleabilidad regional. Se trata, también de estimular a las empresas a generar empleo para los jóvenes y las mujeres, incluso, promover la formación y capacitación técnica y la adaptación a las nuevas formas de trabajar y comercializar los productos.
Se calcula que en la ciudad menos del 40 por ciento del comercio se realiza por Internet.
Reitero. Es una tarea de todos. Más que nunca necesitamos la unidad de esfuerzos, hacer de la reactivación económica de la ciudad un propósito común. Se trata de vincular empresarios, comerciantes, sector informal, definir prioridades y necesidades de los distintos sectores. Esa es nuestra responsabilidad para seguir construyendo una ciudad innovadora, que brinda oportunidades para la ciudadanía, donde el progreso y el empuje que nos han caracterizado nos permitan superar esta difícil situación que estamos viviendo.
*Luis Bernardo Vélez Montoya, médico cirujano, de la Universidad de Antioquia, presidente del Concejo de Medellín @luisbernardov