About The Author
Ésta es la conclusión de la entrega de cientos de miles de hectáreas que hizo el gobierno del expresidente Uribe en 2002 y 2010 al gran empresariado y a la megaminería. Así se cumple el designio del expresidente Uribe.
Creíamos que con el debate en defensa del páramo de Santurbán quedaba claro la prohibición de realizar minería en los páramos, pero parece que fue una falsa ilusión. Con asombro y tristeza, nos enteramos de la autorización de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales – ANLA – para que haya exploración minera en el páramo de Chiles- Cumbal, ubicado al sur del departamento de Nariño, en zona fronteriza con nuestro vecino Ecuador.
La ANLA ha dado vía libre a la empresa Minerales Camino Real S.A.S., para que realice no sólo exploración de oro, sino también de otros minerales como cobre, plata, platino, paladio, rutenio, rodio, osmio y sus concentrados.
(Lea también: Hablemos de la reforma tributaria)
Se conoce que son 22 en total las propuestas de contrato de la concesión ante la Agencia Nacional Minera para obtener títulos de explotación en esta importante zona. Medios locales incluso afirman que se estarían afectando 50 mil de las 91 mil hectáreas que componen el área total de reserva natural que hoy existen en el municipio de Cumbal.
El páramo de Chiles-Cumbal, según datos oficiales del Instituto Humboldt, cuenta con altitudes que van desde los 3.100 a 4.748 metros y una temperatura promedio de 11 grados centígrados, tiene una extensión aproximada de 11.400 hectáreas, de las cuales el 80% corresponden a ecosistemas de bosque andino y altoandino, páramo y súper páramo y hace parte del complejo volcánico Chiles-Cerro Negro, Cumbal y Azufral, todos ecosistemas que son fuente de vida, de riqueza hídrica, de hogar de cientos de especies y los cuales garantizan la biodiversidad de la zona.
El solo hecho de que una multinacional minera entre al territorio debe prender todas las alertas en Nariño, Cauca y, por supuesto, en el gran Macizo Colombiano en general. Creíamos que, en Santurbán, había ganado la posición de que no habría gran minería en los páramos de Colombia. No fue así.
(Texto relacionado: No más usura con el propano)
Con las comunidades indígenas, está el tema de que tienen un derecho de legislación propia, desde acuerdos internacionales con la Organización Internacional del Trabajo que obligan a que haya consulta previa para otorgar la licencia ambiental y las demás tareas que tienen que ver con la concesión de títulos mineros: La zona no es apta para minería, porque es un territorio de generación de agua y conservación y de vocación agrícola y soberanía alimentaria.
Como senador y como defensor de la vida y la paz con la naturaleza, invito a todo el pueblo del sur de Nariño, a campesinos, a comunidades indígenas, a jóvenes, a líderes y lideresas ambientales, a defensores del territorio y demás ciudadanos, para que emprendamos una gran cruzada en defensa del páramo y de la vida. No es posible que nos quieran cercenar, a través de una resolución, el derecho a vivir en un entorno sano, en armonía con la naturaleza y, por eso, desde ya, anuncio que citaremos a un debate de control político en el Congreso de la República, donde concurran los protagonistas que tienen injerencia directa en tomar ese tipo de decisiones que afectan de manera gravosa el ambiente y nuestra riqueza natural.
Extraña la rapidez con la que la Agencia Nacional Minera abrió el proceso administrativo para facilitarle el espacio a la empresa Minerales Camino Real S.A.S en detrimento de las comunidades que ancestralmente han estado sobre este territorio de vida.
(Le puede interesar: El Carrasco)
El Gobierno nacional, a través del presidente Duque, vocifera en el extranjero y se muestra como gran defensor del ambiente, cuando en el país, al igual que con la paz, hace todo lo contrario. Ellos son complacientes con las multinacionales y otorgan enormes gabelas económicas y tributarias, mientras que, con el ciudadano de a pie, no tienen contemplación.
Ojalá el pueblo se imponga contra esta nueva amenaza que representa la exploración minera en una de las zonas más ricas que tenemos en nuestro sur del país. Ojalá la presión ciudadana sea el detonante que disipe las pretensiones de unos empresarios que buscan llenarse los bolsillos a costillas de arrasar la naturaleza, la riqueza hídrica y el territorio de nuestra región.
Ésta es la conclusión de la entrega de cientos de miles de hectáreas que hizo el gobierno del expresidente Uribe en 2002 y 2010 al gran empresariado, a la megaminería, a las multinacionales de la minería en territorios de todo el país, especialmente en el departamento del Cauca, Nariño y en territorios de páramos, de vocación agrícola, de soberanía alimentaria y, en algunos casos, de posesiones y explotaciones mineras artesanales ancestrales que tienen tradiciones centenarias. Así se cumple el designio del expresidente Uribe.
*Guillermo García Realpe, Senador, @GGarciaRealpe