Mirsha y su Tierra plana

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Aunque lo narrado por Mirsha me resultaba irracional, por alguna razón, decidí no bromear más sobre el asunto de la forma de la Tierra en el chat de amigos.

Hace dos semanas, el chat de WhatsApp más entretenido y antiguo que tengo, el mismo que comenzó para coordinar partidos de fútbol y después se volvió un espacio de hermanos, se alborotó. No es por el Covid-19, ni por el Junior y mucho menos por la política. Se trata de una discusión que nunca pensé que se pudiera suscitar, pero bueno, estamos viviendo tiempos extraños, en donde ya nada debería sorprendernos. Mirsha Márquez, uno de los miembros del grupo, resultó ser terraplanista y no uno cualquiera; defiende con ímpetu y argumentos de científico preparado que la Tierra es plana.

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A Mirsha lo conozco hace mucho. Tiene 35 años, barranquillero, ingeniero de sistemas, especialista en protocolos de red y seguridad, un tipo tranquilo, colaborador, risueño, trabajador, con una bonita familia y, en nuestras reuniones de amigos, por lo general, es de los que menos habla. Tiene un tono casi inaudible. Sin embargo, estas últimas semanas ha estado inquieto y presto para debatir hasta la saciedad este tema, que nos tiene a los demás miembros del chat perplejos.

En el grupo, conteniendo la risa, la mayoría se vale de la sorna para el debate. No es para nada difícil descifrar burla y sátira en las respuestas a nuestro amigo. Él, por su parte, siempre decente y dispuesto, responde a cada comentario, mandando videos, estudios, artículos científicos, que casi nadie revisa. No nos digamos mentiras: ¿quién está dispuesto a perder tiempo discutiendo si la piscina llena de agua, que estás viendo, tiene agua?

Me llamaron la atención su actitud, su empoderamiento en el asunto. Era como si hubiera estado esperando toda la vida por aquel momento. Esa discusión le era trascendental y dejó que lo notáramos.

Le escribí al chat privado para invitarlo a un café y le dije que quería seguir hablando del tema; aceptó de inmediato. Me interesaban poco sus tesis traídas de los cabellos y sus teorías conspirativas; solo deseaba conocer sus motivaciones para asumir la pesada carga de enfrentar a profundidad una convicción que riñe con el status quo del reconocimiento de la forma de la Tierra que acepta el 99.9% de la humanidad.

Por la pandemia, teníamos mucho tiempo sin vernos. Cuando llegó a la cafetería, no pude disimular la gracia que me producía la razón de nuestro encuentro. Él sonrió con gentileza y me disparó un: “¿te interesó la cuestión, cierto?”.

Me resultó una charla difícil. Mirsha me hablaba con respeto y solemnidad; hasta con apuntes llegó y yo, mientras tanto, no dejaba de darme mentalmente golpes de pecho, reconociéndome irrespetuoso con sus creencias, por el deseo irrefrenable de soltar una carcajada.

Esperaba que me dijera que todo era una broma, que mucho se había reído de nosotros los del chat. Sin embargo, la formalidad con que inició la reunión fue premonitoria de que la cosa iba muy en serio.

“Para cuestionar el modelo heliocéntrico oficial no hay un manual. Por mi trabajo debo actualizarme en los algoritmos y políticas de YouTube y Google. En el 2017, vi una noticia acerca del Comité Judicial de la Cámara de Estados Unidos, que es el segundo Comité permanente más antiguo del Congreso y está al frente de la protección de libertades constitucionales y civiles. Me llamó la atención que aprobaron una ley de censura de contenido a estas plataformas con tres vetos de información específica: el primero relacionado con curaciones falsas o milagrosas. El segundo, afirmaciones falsas sobre eventos históricos como el 911 y el tercer veto tenía que ver con afirmar que la Tierra era plana. Esto último me causó impresión. Me pregunté: ¿quién en este siglo XXI piensa tremenda locura? Ese día empezó mi camino investigativo.”

Antes de adentrarme en el asunto de la forma de la Tierra, me causó curiosidad saber sobre lo que se había indagado en relación con el suceso de las Torres Gemelas del 2001. Con serenidad, me contó sobre “información alterna con evidencia científica”, que da cuenta de que lo ocurrido presuntamente fue un ataque de “falsa bandera”, con personal del gobierno en complot.

“El mismo gobierno preparó el ataque para implementar políticas que le ayudaran a desarrollar su agenda. Se auto-atacaron para poder incursionar en la invasión de Afganistán. Los intereses son políticos, económicos y de control.”

Pedí otro café y me relajé en mi silla. Esta versión perturbadora de lo ocurrido con las Torres Gemelas no defraudaba mis expectativas en relación con nuestros temas de conversación.

“Lo básico que te enseñan en la escuela es que los barcos por la curvatura del planeta se desaparecen. Pero hoy con la tecnología podemos verlos a más de 100, 200 y hasta 1000 kilómetros y, si vamos a la tabla geométrica de la NASA, a esa distancia estaríamos por debajo del nivel del mar y no los pudiéramos ver. He podido identificar errores y muchas contradicciones en los informes de la NASA, videos que se notan editados, todo lo cual hace que me convenza de que nos mienten y adoctrinan con la forma esférica de la Tierra. La forma plana es la que más se ajusta a lo revisado.”

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Le pedí que me ampliara un poco más sobre los errores encontrados y continuó señalando:

“Tenemos una estrella polar que está alineada perfectamente con el polo norte y, por milenios no ha cambiado de posición, a pesar de los seis movimientos que presenta el modelo heliocéntrico. Entonces, es como un campanazo de alerta. Sobre la línea de Ecuador y gracias al movimiento de traslación, deberíamos ver diferentes estrellas cada tres meses. Sin embargo, vemos las mismas, noche tras noche, durante todo el año. Como estos ejemplos, existen muchas inconsistencias en el modelo oficial.”

Era inevitable que los de la mesa de al lado pudieran escucharnos. Me los imaginaba mascullando entre ellos un “míralos, qué pesar, tan jóvenes y tan orates”.

Le pregunté si no le importaba que lo tacharan de loco por sus convicciones. Me contestó:

“Sé que es un asunto complejo y el hacerlo público tiene un riesgo social, porque recibes burlas y ataques, se pone en duda la credibilidad, la gente no te toma en serio, pero vemos que todas esas acciones negativas lo que hacen es demostrar que las personas siguen un sistema psicológico de defensa predeterminado y con ello dan a conocer que están totalmente adoctrinadas. No les cabe otra posible explicación a los fenómenos que presentamos día a día; simplemente se cierran y no aceptan un debate.”

“He estudiado esto por más de cinco años, siempre lo debato con amigos; algunos están de acuerdo, otros indecisos y otros rotundamente cerrados, pero en lo particular, no estoy cerrado a nada.”

Me contó que su papá es profesor de filosofía y geografía. Con él tiene debates extensos; él a veces se molesta, pero, en algunas oportunidades, se ha quedado pensando y cuestionando. Sobre su esposa, dice que no está del todo convencida, pero le da razón y encuentra lógica en algunos aspectos.

Mirsha hace una Invitación a que la gente sea autodidacta e investigue por su cuenta. Su versión es que la forma de la Tierra se mantiene en secreto por razones económicas, políticas, sociales, y espirituales. Que los hilos del mundo son manejados por grupos selectos de personas.

“Familias demasiado ricas como los Rothschild, que son dueñas de bancos desde hace 300 años, manejan el Fondo Monetario Internacional FMI. Sabemos que ese banco es el que presta a los países, que se endeudan con créditos impagables y, a través del poder económico, esos grupos dominan el mundo. Con esas deudas infinitas, ejercen control e instauran sus agendas políticas y económicas en cada país.”

Menciona que nuestros ancestros hindúes, mayas, egipcios, nunca tuvieron un modelo heliocéntrico. Hacían sus predicciones basados en lo que era el geocentrismo. En los principales documentos religiosos, no se habla de la esfericidad de la Tierra, pero sí de ensanchuras y planicies.

“La Tierra puede ser redonda, pero no esférica. Imagínate una moneda, eso es redondez; esfericidad es una bola. En el modelo que yo creo más acertado, el borde, es decir toda la circunferencia extrema, sería el polo sur y el centro el polo norte. No sabemos que hay más allá del polo sur. El Tratado Antártico no te deja llegar allá, a menos que sea una ubicación designada para tours. Te prohíben el acceso después del paralelo 90; es un completo misterio.”

Indagando un poco en la web sobre el asunto que nos ocupa, encontré que casualmente hay muchos terraplanistas que también son antivacunas, así que no perdí la oportunidad para preguntarle a Mirsha al respecto:

“No soy antivacunas, pero no estoy de acuerdo con la obligatoriedad. No me he vacunado y no lo haré hasta que no salga una vacuna que sea eficaz, eficiente, segura y me pueda inmunizar. Las vacunas que están en el mercado son experimentales, están en fase dos y representan un riesgo mayor que contraer el COVID”.

“La misma minoría élite que mantiene en secreto la forma de la Tierra maneja las vacunas, pues hay patrones que se repiten en la imposición de sus agendas. Trabaja con el pánico para amasar grandes fortunas y tener a la población bajo control e ignorante de sus planes.”

Le di las gracias a mi amigo por la charla y me fui con los ojos llenos de espirales, igual a como lucen los emoticones delirantes; ése, sin dudas, había sido un encuentro muy raro e intenso. Meditabundo y manejando lento a casa puse la radio y me encontré con la noticia de que Amazon había renovado su cláusula legal ante la posibilidad de un apocalipsis zombi.

Aunque lo narrado por Mirsha me resultaba irracional, por alguna razón, decidí no bromear más sobre el asunto de la forma de la Tierra en el chat de amigos. Finalmente, en esta esquina del universo, el realismo mágico gobierna y cualquier cosa, por extraña que parezca, puede ser cierta y ocurrir. Pandemias, meteoritos, zombis y planetas con formas de monedas. A lo mejor también Mirsha es un superhéroe con pinta de nerd, capaz de salvar al mundo de los tentáculos conspirativos de los poderosos, a quienes solo les importan las riquezas y el poder.     

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*Rodney Castro Gullo, Abogado, escritor y columnista. @rodneycastrog

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