About The Author
No duele menos el asesinado por guerrillas de izquierda que el masacrado por paramilitares de derecha. Dictador es dictador, aquí y allá, apellídese Ortega o Netanyahu, Pinochet o Lukashenko, Biden o Xi Jinping, Jojoy o Montoya, general o comandante. Ser de derecha no significa complacencia ni silencio con los asesinatos, desplazamientos y genocidios, tampoco simboliza oponerse al cambio climático, a las energías no tan sucias, a la igualdad de género, a la reforma a la salud y al trabajo, así mismo, ser de izquierda no connota justicia social, libre desarrollo de la personalidad, humanidad, consciencia gremial, solidaridad y espíritu colectivo. Eres corrupto y homicida no por estar matriculado en un espectro político: eres tal por ser un miserable, un bandido abyecto y vil, igualmente, eres empático, condescendiente y sensible con el menesteroso no por hacer parte del otro espectro: lo eres porque la humanidad vibra en los tuétanos. Las virtudes ni muchos menos la decencia se desprende de la militancia, se acercan más a la emotividad innata al individuo que a las arengas. No defiendo Santurbán por ser correligionario de unos, lo hago por sentido común; consiento en la importancia del orden y eso no me rubrica como partidario de los otros; me mantengo al margen de esas pequeñeces politiqueras y no por eso me podrás tildar como “tibio de centro”. Tus coordenadas no me conducen a ningún puerto seguro, tu brújula está desconfigurada. No habría norte sin sur, derecha sin izquierda, amor sin desamor, frío sin calor, mujeres sin hombres; somos y debemos entendernos como criaturas holísticas pero, mientras esto suceda y dudo mucho que algún día ocurra, seguiremos inmersos en la mezquindad política que nos impide ver con claridad el horizonte.
*Roque Monteiro. comunicador social – periodista retirado, fotógrafo sin cámara, autor de varias novelas, cultivador de yuca y viajero incansable. Miembro del colectivo Psicolombianos de Diván.