Papel moneda y desigualdad

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La desigualdad existe en cada esquina de manera concreta y real y, a la vez, simbólica. A la carencia de ingreso que afecta a los colombianos en su diversidad, se suma la negación de la realidad, que es parte del ejercicio de poder que no nos permite lograr una sociedad más justa.

La colección de billetes del Banco de la República ha ido mostrando un país “diverso” a los ojos de los líderes. La nueva familia del año 2016 refleja un país compuesto del presidente Carlos Lleras Restrepo ($100.000), el Nobel Gabriel García Márquez ($50.000), el presidente Alfonso López Michelsen ($20.000), la antropóloga Virginia Gutiérrez de Piñeres ($10.000), el poeta José Asunción Silva ($5.000, año 2016 y 1995) y la artista Débora Arango Pérez ($2.000). Complementa la familia en circulación el escritor Jorge Isaacs Ferrer ($50.000 año 2000), el científico Julio Garavito Armero ($20.000 año 1996), la heroína Policarpa Salavarrieta Ríos ($10.000 año 1995 y fuera de circulación $2 año 1976), el presidente Francisco de Paula Santander ($2.000 años 2006 y 1996 y los fuera de circulación $500 año 1986 y 1977, $100 año 1977) y el líder político Jorge Eliecer Gaitán ($1.000 año 2001).

De los billetes producidos luego de 1970 y actualmente retirados, tenemos el de la indígena Embera ($10.000 año 1992), el presidente Rafael Núñez Moledo ($5.000 año 1986), el presidente Simón Bolívar ($2.000 año 1984, $1.000 año 1982, $500 año 1973 y $200 año 1978), el prócer José Antonio Galán ($1.000 año 1979), el científico José Celestino Mutis y Bosio ($200 año 1991), el prócer Antonio Nariño y Álvarez del Casal ($100 año 1981 y $10 año 1980 y anteriores desde 1923), el prócer Camilo Torres Tenorio ($50 año 1973), el científico Francisco José de Caldas ($20 años 1981 y 1961), el militar José María Córdova Muñoz ($5 año 1971) y el billete combinado Bolívar y Santander ($1 año 1973 y anteriores)

Como es evidente, la segregación inicia con el reconocimiento de los “padres” de la patria y no del colectivo, como si la historia la construyesen solo los caudillos. El único caso de colectivo fue el billete de $10.000 de la indígena Embera diseñado por la pintora Liliana Ponce de León, quien en su blog narra la desgracia de un billete que solo circuló entre 1992 a 1994 y del cual “fueron los ladrones quienes ganaron el primer premio”. Este “olvido” y “desprecio” del colectivo no es casual; es parte de la cultura política y económica que se nos enseña.

Hoy en día, con la máxima depreciación del peso colombiano frente al dólar y el euro, que permite un lavado de dinero del narcotráfico más alto que la famosa “ventanilla siniestra”, podemos revisar el valor de la moneda, una representación del esfuerzo del trabajador, con una tabla de pesos constantes del año 1971. El ejercicio es sencillo: los pesos constantes permiten comparar la capacidad adquisitiva de una persona en el tiempo. Si alguien tiene un peso en el año 1971 y puede comprar una cantidad de producto, ¿cuántos pesos del año que se quiere comparar requiere para adquirir la misma cantidad de producto? Esto permite entender fenómenos de inflación y pérdida de valor adquisitivo de la moneda.

Por ejemplo, los $100.000 del presidente Carlos Lleras Restrepo se comparan con $115 pesos del año 1971 (dividimos el valor del dinero hoy con el índice señalado para 2020: 865). El salario mínimo en esa época era de $519 pesos, lo que equivaldría hoy a $451.304, es decir, la mitad del salario mínimo de 2020, fijado en $877.803.

Surgen estas posibles conclusiones: a) la productividad de un trabajador de 1971 comparada con uno del año 2020 se ha duplicado o b) la capacidad adquisitiva de la moneda se ha reducido a la mitad o c) se han duplicado las necesidades del trabajador. ¿Cuál será la respuesta con una inflación acumulada del 86.500% para el periodo?

Enseñemos una posición libertaria frente a los extremismos.

*David Camargo, docente asociado Universidad Antonio Nariño, científico analista de datos, asesor en políticas públicas con doctorado en el área de reconstrucción centrado en consecuencias de la guerra sobre la propiedad de la tierra.

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2 COMENTARIOS

  1. La desigualdad y la segregación simbólica. Reconocimiento de la individualidad y negación de los logros de un colectivo. Esos son los padres de la patria. Y ni qué hablar del verdadero valor del dinero.

  2. No es alarmante la depreciación si se tiene en cuenta que políticamente la moneda nacional no sólo no tiene ningún significado international (nadie sabe qué moneda usamos los colombianos,) sino que además es una moneda subordinada a otras. Es una forma de “honra obligatoria” que los oprimidos deben rendir a los opresores en el diario vivir. Así en el principio y por los siglos… Pero sabemos que la riqueza no está allí y los narcos y demás conscientes de ésto dejaron de guardar toneladas de papel en caletas para hacerse con el honor del poder político… Hé ahí el partido de gobierno en Colombia.

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