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Pedimento imposible. Ése es el que ha realizado la señora Claudia Palacios -aquilatada periodista colombiana- en su columna del pasado jueves 18 en el bogotano diario El Tiempo.
Como consecuencia de la política de protección de nuestra migración anunciada la pasada semana por el señor Presidente Duque, textualmente ha solicitado ella a los beneficiarios de dicha decisión como “un justo acto de retribución a esta medida migratoria (…) gritar a los cuatro vientos por quien no hay que votar” en Colombia.
El pedimento -que seguramente resulta sensato y quizás buena parte comparte- no lo podemos aceptar, por la sencilla razón de que somos extranjeros en Colombia y, como tales, nos está vedado intervenir en la política colombiana. Así las cosas, corresponde a los nacionales de este país informarse ellos por los distintos medios que a su alcance tienen –que son, por cierto, muy superiores a los que tenemos los venezolanos en nuestro país- que cosa nos pasó, cuáles políticas públicas se desarrollaron en Venezuela y qué personajes colombianos –habitualmente sin querer queriendo- las promueven como positivas en estas tierras.
El único escenario donde válidamente una solicitud como esa pudiere cumplirse es el académico, consecuencia por supuesto del principio de libertad de cátedra. Todos los demás nos están vedados.
Con vista a lo expuesto, son Colombia y sus nacionales los que, sin prejuicio de ninguna naturaleza, deben acercarse a la realidad venezolana y verificar las causas de nuestro retroceso y, sobre todo, identificar a los personajes públicos que, a pesar de ser testigos de primera línea de nuestra presencia en el país y las condiciones en las cuales llegamos, o emiten opiniones favorables a las prácticas del madurismo, o interesadamente justifican nuestra situación por las sanciones estadounidense, o en último caso, se eximen del opinar por cálculos que sólo ellos conocen.
Los venezolanos que en Colombia nos encontramos, al igual que ocurre con los naturales del país, accedemos a los medios de comunicación. En conocimiento de nuestra propia experiencia, sabemos –porque no lo ocultan- cuál es la posición que respecto de lo que ocurre en Venezuela tiene la dirigencia colombiana, mas la decisión de exponerlos públicamente no nos corresponde hacerlo. Sería una intromisión indebida de nuestra parte.
Lamentamos supremamente no poder ayudar a Colombia en ese pedimento. La única manera que podamos colaborarles es pidiendo que conozcan lo que hicimos –por acción y omisión- y comparen con su dirigencia. Ninguna otra nos es posible.
*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural