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Te inoculan miedo, te inyectan terror, te suministran prejuicios. En una democracia como la colombiana, a partir del temor y la culpa se erigen mandatarios y se perpetúan poderes. Dosificado, nos suministran los miligramos necesarios para volvernos adictos a su voracidad de poder, a sus ansías de dinero, que los lleva incluso a querer apropiarse del saber popular, como la panela, que se ha construido en los trapiches, con los campesinos, en la ruralidad. Dijeron NÓ a los médicos cubanos, NÓ a la vacuna rusa, sin argumentos científicos y con temores criollos. Peor que el COVID ha sido la pandemia de intolerancia en donde te condenan al patíbulo por pensar diferente. La vacuna colombiana pretende volvernos iguales cuando somos una nación diversa, pluricultural, multiétnica.
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Mudo, Blanco y negro
*Jorge Enrique Gómez Ariza, psicólogo y profesor universitario.