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Las políticas de los países receptores se vuelven más agresivas para impedir la recepción de migrantes.

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La Migración poblacional se ha convertido, para bien o para mal, en el asunto más destacado y atacado de la Agenda Global. Se ha tornado en un asunto (issue) de programa electoral y de discusión pública, en lo que podríamos llamar países receptores. Esta caracterización supone a su vez que hay países expulsores de población, en el sentido que muchos de sus ciudadanos no encuentran oportunidades en su propio país y deciden emigrar. Los grandes países receptores han sido Estados Unidos y la Unión Europea.
Hay también otra problemática que es algo diferente y que son las migraciones internas, producidas por violencia o desastres climáticos. Colombia debido a sus procesos de recurrencia a la violencia por grupos irregulares armados vinculados al narcotráfico o a la explotación ilegal de recursos naturales. Esto merece un análisis propio, correspondiente a un estudio más detallado del fenómeno migratorio interior de Colombia. Que a pesar de los esfuerzos de Paz que han intentado varios gobiernos la violencia se transforma en otros intereses, pero igualmente produciendo serias afectaciones a la población civil, como observamos recientemente en la región del norte de Colombia, el Catatumbo. Los intentos de la política de Paz Total del gobierno del Presidente Petro han sido burlados por los actores armados que derivaron de una “política revolucionaria” a formas de delincuencia organizada con presencia de control en muchas partes del país y que plantean un reto claro al Estado de Derecho y al uso legítimo de la fuerza.
Son varios factores los incidentes en la migración poblacional internacional. Mencionemos, algunos además del anunciado precedentemente. Las guerras y la violencia, la pobreza y el desempleo y hasta el cambio climático (desastres naturales o provocados), éste último más generador de migraciones internas. Según la OIM (Organización Internacional de Migraciones, de Naciones Unidas), hay cerca de 280 millones de migrantes internacionales a finales de 2022, que equivalen a un 3,6% de la población mundial. La migración en América Latina ha llegado a la cifra de 45 millones de personas, que equivalen al 12% de la población de la región.
De tal manera, que la migración además se ha convertido en un caballito de batalla de las derechas (extremas) de USA y Europa Occidental. Desde luego, preocupación de los gobiernos de distinto signo político.
Los países con mayor número de migrantes en la última década son: USA con 50 millones, Alemania con 14.8 millones, Reino Unido con 9.5 millones, Arabia Saudita con 10.8 millones. Por mencionar algunos casos más preponderantes. Pero, con el sentido de dimensionar que no se trata sólo de un asunto ideológico-político sino de una compleja realidad.
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Nuestro país, Colombia, se puede decir es “país expulsor” y “país receptor”. Entre 2010 y 2012 emigraron 1.5 millones de colombianos, dirigiéndose a USA (unos 700.000). Pero a su vez la tragedia del fracaso de la Revolución Bolivariana en Venezuela ha expulsado a 7.7 millones de venezolanos de su país, de los cuales 2.857.528 llegaron a Colombia y se quedaron. A estos hermanos venezolanos Colombia les ha otorgado el ETPV, o sea el Estatuto Temporal de Permanencia, válido por 10 años, a través del RUMV, o sea Registro Único de Migrantes Venezolanos.
Pero mi intención no es abrumar con cifras. El propósito es no sólo dimensionar un problema real y a la vez examinar la forma como está siendo tratado y encontrar en algunas lógicas políticas serias falencias.
La condición de “país receptor” tiene que ver con países de alto desarrollo económico (como USA) en donde las oportunidades de empleo son altas y además que los migrantes vienen a ocupar aquellos empleos que los propios nacionales ya no quieren tener (servicios, construcción, agricultura, etc.). lo que nos indican las cifras es que el fenómeno migratorio es altamente creciente. Y paradójicamente, un país entre más próspero sea más atractivo será para la migración. Por ello encuentro bastante contradictorio el planteamiento del Presidente Trump que quiere que su país sea el más próspero y a su vez no ayudar a la prosperidad de otros países, recortando o negando las ayudas para ese propósito.
En América Latina, los países con población más migrante son en su orden: México, primero; Venezuela, segundo y tercero Colombia.
Los migrantes son como parias (como nuevos judíos, con perdón de la respetable comunidad judía) nadie los quiere y no pueden tener la protección de su propio país de origen por las rutas ilegales que asumen bajo su propio riesgo y los países receptores que no los quieren recibir y los condenan a situaciones indignantes. Es decir, aquí hay una situación dura de Derechos Humanos. La libre circulación de ciudadanos que es un derecho universal se restringe con base en las políticas altamente restrictivas que tienden a establecer los países receptores.
Los migrantes quieren oportunidades que sus propios países no les brindan. También hay una migración “invisible” que no tiene los riesgos de la mayoría de migrantes y son los profesionales y técnicos que les ha costado al propio país de origen formarlos, que se ven tentados a conseguir mejores oportunidades de empleo y son captados por esos países receptores, especialmente de los sectores de la salud y de la informática.
Indudablemente se requiere la realización de una Conferencia Mundial sobre Migración que asuma el análisis del fenómeno poblacional y establezca parámetros y políticas tanto para países receptores como para países expulsores. Un fenómeno que no es nuevo, pero hay factores que lo aceleran. Las políticas de los países receptores se vuelven más agresivas para impedir la recepción de migrantes. Además, las “rutas migratorias” se vuelven más peligrosas y han cobrado numerosas vidas. En los últimos 10 años han muerto alrededor de 63.000 personas migrantes intentando llegar a un país receptor, como en las famosas “pateras” – frágiles embarcaciones de transporte ilegal de migrantes africanos hacia Europa – o en la ruta selvática del Darién entre Colombia y Panamá, que recoge migrantes de muchos países hacia USA, recorriendo toda Centro América y México hasta la desértica frontera sur de USA. Y la cifra no recoge todas las muertes que se producen en el Mediterráneo ni en otras rutas. ¿Será que no se puede hacer nada y ver pasar a muchos ilusos para que los traten como delincuentes, si es que no mueren en el intento?
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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.
La migración es un tema complejo, al entrar de forma ilegal a un país se genera un incumplimiento a las leyes y se limitan las actividades que se pueden desarrollar. Es necesario que se generen mejores procesos de migración y se garanticen oportunidades en los países expulsores que desmotiven la migración ilegal