Referendo consultivo consensuado

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Sacado de El Financiero

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Alguna fórmula deberá convenirse para que las decisiones que adoptó la Asamblea Nacional elegida en 2015 sean implementadas, dado que para ello solo se requiere voluntad política.

Sacado de El Financiero

Los venezolanos estamos expectantes respecto de las negociaciones que se anuncian para la próxima semana en México entre quienes representan al señor Maduro y sus adversarios. La circunstancia que, por primera vez, en la misma estén interesadas importantes naciones del mundo permite pensar que tendremos resultados diferentes a los que en previas ocasiones tuvimos.

No es poca cosa la presión internacional que el señor Maduro siente y que lo obliga – porque a gusto no va – a ellas, pero pensar que no tiene argumentos para parecer sólido en las mismas es un error. A pesar de las circunstancias, de las presiones y de las acciones, ha aguantado y allí se encuentra.

Algunos venezolanos critican la sede aparentemente convenida porque le atribuyen a la gestión del señor López Obrador una parcialidad. Lo cierto es que México, antes del presidente Peña Nieto, había mantenido una escrupulosa imparcialidad que durante su gestión se tornó favorable a las posiciones de la Asamblea Nacional venezolana. Inmediatamente después de que ganara las elecciones, el actual presidente mexicano informó que modificaría hacia la posición anterior. Cualquiera podría considerar que esta posición es contraria a los intereses de alguna de las partes. En lo personal, creo que el lugar es propicio y ya desde el año 2018 así lo pensaba y algunos prueba de ello tienen por escrito.

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Cometen un grave error de percepción quienes crean que en esas negociaciones se obtendrá todo lo que se aspira. Ninguna de las partes lo logrará y bajo ese respecto, todas saldrán derrotadas pues ninguna redituará el 100% de sus aspiraciones y agregó, más de un acuerdo al cual se llegue nos disgustará y lo deberemos aceptar puesto que, como otros dijeron y he repetido en estas líneas, lo perfecto es enemigo de lo bueno.

Seguro estoy que el señor Maduro aspirará, como exigencia indeclinable, que se le reconozca su condición de presidente; de ello no tengo dudas, como no las tengo de que quienes le adversan afirmarán lo contrario y, por ende, que tal condición la tiene el señor Guaidó, lo que pareciere impedir resolver la situación y creo lo contrario. Esa disyuntiva tiene solución en manos de los ciudadanos.

Convoquen los señores Maduro y Guaidó para el año 2022, con la debida observación internacional, un referendo consultivo convenido en el cual se nos pregunte si queremos poner término a la dualidad que existe respecto de la presidencia y, por ende, convoca elecciones presidenciales para culminar el período 2019-2025. Fundamento la propuesta en que ese mecanismo es, conforme al artículo 71 de la Constitución venezolana de 1999, el que permite someter a la opinión ciudadana asuntos de especial trascendencia nacional. Si la respuesta es favorable a la convocatoria, en 30 días debería celebrarse elecciones presidenciales y habríamos resuelto el problema de la bicefalia que afecta al país y solo uno de ellos – o ninguno – ocupará el cargo hasta enero del 2025. Si por el contrario, la respuesta no es ésa, la situación se mantendrá igual que como se encuentra hoy con las implicaciones que conlleva.

(Texto relacionado: Edad mínima para legislar)

Independientemente del planteamiento precedente, creo absolutamente – y así lo afirmó – que esa negociación debe tener como objeto fundamental la re-institucionalización de los poderes públicos, empezando por el judicial. Alguna fórmula deberá convenirse para que las decisiones que adoptó la Asamblea Nacional elegida en 2015 sean implementadas, dado que para ello solo se requiere voluntad política. El árbitro judicial que resolverá los conflictos en el país debe ser confiable para todos; mientras eso no ocurra, no se podrá avanzar.

Considero finalmente que, en la medida que los acuerdos se logren, los mismos deben ser puestos en práctica. Pretender uno integral implicaría que, por un desacuerdo puntual, todo lo avanzado no pueda ejecutarse en perjuicio de las partes que negocian pero, sobre todo, del país.

Como venezolano espero que las negociaciones se den. Por ellas hemos trabajado en este exilio de cuatro años. Pido a Dios que se realicen y permitan avanzar en la solución de la crisis que agobia al país, impacta severamente a otras naciones y afecta fuertemente a los venezolanos dentro y fuera de nuestras fronteras.

(Le puede interesar: La apostilla: gestión positiva de Guaidó)

*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural

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