Sin cuenta no me cuentan

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Sin cuenta no me cuentan

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Entidades financieras dificultan la equidad política al negar a las mujeres candidatas la posibilidad de abrir cuentas para el manejo de los recursos de campañas.

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Uno de los obstáculos que está dificultando aún más a las mujeres la participación en política es responsabilidad directa del Consejo Nacional Electoral – CNE -, la Asociación Bancaria y la Superintendencia Bancaria, tres instituciones que permanecen impávidas y desentendidas del problema. Éste tiene que ver con la apertura de la cuenta de campaña en una institución bancaria, que es paso inicial para registrar los recursos invertidos en el aplicativo Cuentas Claras, donde se exige la anotación de estos conceptos.

Estamos a 35 días de las elecciones. Han pasado ya casi 60 días desde que se inicio la campaña al Congreso. Llamo a una candidata al Senado por un partido político X. Le pregunto cómo va y suena entusiasmada. Me alegra. Le pregunto por su cuenta corriente en una institución financiera y por el registro de sus cuentas de campaña. Me dice que ha gastado ya $5.0 millones y en los próximos días tendrá que pagar $3.0 millones más para un total de $8.0 millones. Aún no ha podido abrir la cuenta corriente y tampoco ha podido registrar ningún gasto en la aplicación Cuentas Claras.

Al preguntarle un poco más por las razones, me comenta que en su campaña han renunciado cuatro gerentes porque han encontrado otras oportunidades laborales. Está a la espera de abrir la cuenta y registrar los gastos en los “próximos días” con la persona que está desempeñando el cargo en este momento. Le recuerdo, tratando de parecer calmada cuando estoy sintiéndome supremamente alarmada, que los gastos hay que registrarlos dentro de los ocho días siguientes a que son incurridos, que las personas contratadas deben tener contrato de trabajo y sus prestaciones sociales deben ser pagadas (EPS, pensión y demás) para que el gasto sea reconocido. Ella me dice “pues los registraré cuando se pueda”. Le recuerdo que puede resultar siendo multada por el CNE por estas fallas contables y me responde “pues qué se va a hacer”, lo que me suena a que no cree que eso vaya a pasar.

Hace unos días, conversando con una líder política boliviana, recorríamos América Latina a través de las mujeres presas por “errores” en trasegar político y/o vida pública, para concluir que otra forma como el patriarcado se rebela y busca impedir, o por lo menos dificultar la participación de las mujeres en la política, es cobrándoles las equivocaciones al doble de como se le cobran a los hombres. Las equivocaciones de las mujeres las mandan a la cárcel, como es el caso de la exvicepresidenta de Bolivia, mientras que las equivocaciones de los hombres, y de esos hay varios casos, solamente les significan una reconvención verbal o una palmadita en la mano que robó o violó las reglas de juego.

Hablo con una candidata a las curules de la paz. Ella y su compañero de fórmula fueron presentados por una organización de la sociedad civil, surgida hace varios años a raíz de unos reclamos de tierras. Para presentar las candidaturas, esa organización sin ánimo de lucro, que estaba un poco congelada, necesitó actualizar la documentación, incluido el registro de cámara de comercio, contabilidad y demás, lo cual significó erogaciones significativas para el poder adquisitivo de sus candidatos(as). La candidata no pudo aportar para cubrir esos gastos que fueron cubiertos 100% por el candidato, quien es a la vez el representante legal de la asociación.

Cuando la candidata solicitó a Bancolombia abrir una cuenta corriente, le preguntaron su actividad económica. Ella respondió que eso no era relevante porque ésta no era una cuenta personal sino una cuenta de campaña. Sin embargo, cuando Bancolombia se enteró que su actividad económica era ser ama de casa, después de que presentara innumerables documentos, entre ellos el RUT modificado y demás y esperara 20 días por la consideración de su solicitud, le dijeron que era improbable que le aprobaran una cuenta. Es decir, ella no tiene en este avanzado momento de la campaña una cuenta corriente y ya ha invertido de sus recursos propios más de $600 mil pesos en la campaña. Los gastos principales han sido de transporte y de refrigerios, que, por supuesto, no han sido reportados. Su compañero de fórmula, por el contrario, tiene su cuenta en el mismo banco, ya que era cliente del mismo anteriormente, y, además, abrió la cuenta de la asociación en esa misma institución.

De acuerdo con lo expuesto en este momento, la candidata de nuestra historia entiende que, al momento en que el CNE entregue los recursos de anticipo de campaña, que implican alrededor de $25 millones, se siente avisada por el candidato y sus familiares que no verá esos recursos porque serán utilizados para recuperar los gastos de revivir la asociación, en los cuales ella no participó.

En algunos partidos, como el Verde, han resuelto recomendar a las candidatas abrir las cuentas en la Cooperativa Financiera Confiar, institución que, debo confesar, nunca había oído nombrar antes. Todo parece indicar que esa institución ha “agilizado” los trámites para que las candidatas abran sus cuentas. Imagino que igual lo han hecho para los candidatos de ese partido y no sé si también de otros partidos. Esta entidad, como todas las demás, está en libertad de establecer requisitos adicionales, que deben ser consultados directamente. No hay una reglamentación única, sino que se ha dejado esto a la discreción del sector financiero.

Hay algunas candidatas, sobre todo entre aquellas inscritas para las circunscripciones de paz, que tienen dificultades adicionales por su falta de experiencia con los bancos, debido a sus niveles de educación o el desconocimiento de las reglas del juego político. No obstante, las candidatas profesionales, con experiencia en el manejo de bancos, también han debido enfrentar situaciones similares.

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El Partido de la U recomendó a sus candidatas que abrieran una cuenta en Bancolombia estableciendo un plazo perentorio de tres semanas después de la inscripción de las candidaturas en el CNE a fin de evitar sanciones. Según sus interlocutores al interior del partido, este sería un proceso muy fácil en el cual lo único que tenían que presentar era el formulario E6, con el cual se había inscrito la candidatura. Nada más alejado de la realidad.

En este partido, tanto para Cámara como para Senado, hay muchas candidatas que son profesionales, y, por tanto, tienen, o han tenido, experiencia con el manejo de sus propias cuentas en instituciones bancarias. Sin embargo, también para ellas abrir la cuenta resultó un viacrucis lleno de requisitos no anticipados, demoras en los trámites, en la consideración, en la decisión, de contradicciones entre funcionarios de la misma entidad, en fin, miles de obstáculos.

En vista de los obstáculos encontrados en Bancolombia, algunas candidatas acudieron al Banco Agrario, una de las pocas instituciones financieras que continúa siendo del Estado y que, por si fuera poco, está casi en todos los más de 1.100 municipios del país. Allí se encontraron como requisito adicional “una visita domiciliaria a la sede de la campaña”. ¿Y entonces, qué hacen las candidatas cuya sede es su casa? ¿Irse a Las Villas, en donde les pidieron todos los documentos y nunca les respondieron?  Esta misma situación la debieron afrontar en Davivienda, donde la respuesta llegó un mes después, cuando después de miles ires y venires, tenían la cuenta en Bancolombia.

Otro tema de vital importancia es el relacionado con los costos del manejo de las cuentas. Este excede los $400.000, incluyendo tokens, chequera, costo de transferencias, portal virtual obligatorio, sin desconocer que la cuenta debe estar registrada a nombre del gerente de la campaña. Y, ¿qué pasa si éste renuncia? En este caso la cuenta es cancelada y toca empezar el trámite de apertura desde el inicio.

En otros bancos la historia que se cuenta es la misma. En el Banco de Bogotá, por ejemplo, se las ponen cuesta arriba. En el Scotiabank, simplemente las despiden con cajas destempladas. A los demás ni siquiera los mencionan, imagino que ni peligro de que abran este tipo de cuentas. Puse un comentario sobre el tema en Twitter y, por supuesto, saltaron los departamentos de relaciones públicas de las instituciones mencionadas a declarar sus manos limpias. Sin embargo, hay demasiada evidencia de que las cosas no son así. Por ejemplo, se conoció que las capacitaciones e instructivos para el manejo de este tema solo les fueron proporcionados a los(as) funcionarios(as) de las sucursales y agencias encargados de la apertura de las cuentas solo un mes después de iniciada la campaña, cuando los bancos y todo el sistema financiero sabia bien claro que estas iniciaban el 13 de diciembre. Los cogieron sin prepararse y con una actitud poco colaboradora para el desarrollo ágil de estos procesos electorales, sustento de la democracia.

Una candidata del Partido Liberal que hace poco logró contar con la cuenta corriente, acaba de ser notificada que si consigna en Bancolombia una donación de alguien que la quiere apoyar, solo podrá disponer de los fondos en 30 días, es decir, cuando estará en la ultima semana antes del día de las votaciones. Además, le dijeron en su partido que la cuenta se la abrirían solo con el formulario E6 y su cédula. Falso. En cada sucursal que visitó en dos ciudades diferentes le brindaron una información diferente sobre los requisitos, costos de operación y plazos de consideración de autorización de la apertura. Por si fuera poco, le exigieron abrir una sucursal virtual, con costo adicional, comprar dos tokens ($80.000 cada uno), y usar la aplicación Wompi para recibir las donaciones, también con un costo adicional.

Cuando solicitó asesoría en una sucursal diferente a aquella en la que abrió la cuenta, le dijeron que este producto estaba amarrado al asesor que le atendió la primera vez y, por lo tanto, solo en esa oficina y con esa persona (en otra ciudad) podía ella manejar la cuenta. Cuando se molestó y protestó por la situación, mágicamente la atendieron, con malas formas, por supuesto. Según esta candidata, una mujer profesional, los bancos están ahorcando financieramente a las campañas de las mujeres candidatas. En su partido le asignaron un asesor, que “brilla por su ausencia” y, por si fuera poco, no sabe muy bien cómo operan las cosas y el sistema en general, un asesor para más de 50 candidatas. No parece que le quede mucho tiempo para cada una de ellas. En el tema de la cuenta corriente, el partido se lavó las manos e indicó a las candidatas que este trámite es individual, entregando una resolución interna del partido en la cual se limitaron a transcribir las leyes que regulan la financiación de las campañas.

Como los casos señalados, hay muchos más que se podrían seguir listando. Muchas de las candidatas que me comentaron problemas similares y/o peores, me pidieron no compartir sus experiencias, ni siquiera en forma anónima, por temor a represalias de los partidos, movimientos o asociaciones civiles que las inscribieron. Que no se diga luego que es que las mujeres no quieren participar en política. Es que se lo ponen cuesta arriba en cada uno de los procesos, espacios y actividades.

Pero no todo es espinas, pues en este camino se pueden encontrar algunas flores. Es importante reconocer las cosas que sí funcionan y una de ellas es que el partido de la U contrató una asesoría externa con una compañía de contabilidad y revisoría fiscal, que capacitó presencialmente a sus candidatos, hizo un instructivo claro para las candidatas, está recordándoles las fechas y compromisos para que los cumplan oportunamente y les presta asesoría contable/financiera.

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*Isabel Londoño Polo, Ed.D, activista feminista, coach política, columnista, escritora.

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