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Si usted consulta las principales noticias que hablan de Sucre en las redes sociales y las analiza va a sacar la misma conclusión, Sucre quiere ser escuchado. Desde la problemática de la Mojana Sucreña hasta la sentencia proferida por el juzgado octavo administrativo oral de Sincelejo que le ordena al Ministerio de la Igualdad incluir a Sucre en la Política Pública Nacional de Juventudes, son reflejo de dicho mensaje.
Un mensaje que está cargado de un dolor personal pero también de la historia de nuestra cultura que es extremadamente resiliente. Preguntan de vez en cuando como he escuchado a quienes visitan esta tierra o periodistas ¿Por qué en Sucre no surgen nuevos liderazgos? Tal vez respondiendo a la realidad, puedo decirles que es porque nos los mataron y desaparecieron y aún así por fin estamos despertando.
En Sucre logramos que el Gobierno Nacional, desde el Ministerio de la Igualdad, entendiera por fin el mensaje de nosotros “Queremos ser escuchados”, sin antes pasar por 7 meses donde sucedió de todo. Culé bololo como decimos aquí, carta y derecho de petición iba y venía, publicaciones en algunos medios que se atrevieron a darnos voz y hasta que por fin con una tutela presentada fundamentada en el derecho a la igualdad logró que el juzgado octavo administrativo oral de Sincelejo-Sucre prefiera un fallo garantista, el cual no fue impugnado. Entonces se preveía que se había logrado ese objetivo, aunque como también decimos acá la vaina se puso maluca porque faltando un día para tener que interponer la acción de desacato se cumplió con la orden del juez y ya sabemos fecha de realización del evento.
Pero ¿Qué está detrás de querer ser escuchados? Pues este sucreño con acento embolatado les puede decir que la oportunidad que se abría más allá del problema es que si lográbamos que el Gobierno volviera y replanteara dicha Política Pública Nacional de Juventudes, esta se volvería nuestro precedente frente a todas las instituciones que vienen a Sucre y que están en Sucre.
A final de cuentas el mensaje de querer ser escuchados nos lleva a la cuestión de ¿Por qué debemos ser escuchados? Compadre o comadre se lo defino de esta forma, porque somos una tierra de resilientes y valientes y ya nos cansamos de rogar atención. Nuestra cultura artística le ha hecho frente a la violencia y ha sido el mecanismo de curar nuestras heridas internas causadas por el conflicto, nosotros sabemos de eso. Las personas que habitan mi territorio siempre han tenido esa conexión con sus raíces ¿Será la yuca? ¿Será el suero? Puede ser, pero también está la Gaita con su pitido que recuerda a la Mohan que habitaba en nuestras montañas o que me dicen de las cocineras ancestrales, que cultivan y exponen los elementos de nuestra tierra y constituyen paz en nuestros territorios. Tenemos una riqueza inmensa, eso lo sabemos, pero el conectar con ella como lo hacemos acá es nuestra oportunidad para darle un giro a esta realidad frente a Colombia. Eso es Sucre para mí y sus jóvenes, no somos esos políticos con ínfulas de Bukele caribeño, somos Yolanda Paternina nuestra fiscal de hierro, somos Tito Díaz, somos los nuevos hijos de esta tierra del caribe de los que nunca se fueron, recitados en poemas de Héctor Rojas Herazo.
*Julián Enrique Beltrán Méndez, gestor cultural, Ovejas, Sucre