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No hay un solo presidente o jefe de estado de esta parte del mundo, ni uno, cuya palabra pueda ser considerada referencia general, lo que se hace extensivo a sus adversarios.
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Ese es, lamentablemente, el que vive la actual historia de la humanidad y lo es seguramente entre otros factores, por la carencia de liderazgo de los políticos occidentales que, a nivel mundial, uno cree que alguna influencia pudieren tener y peor aún, de buena parte de quienes aspiran sustituirlos.
La vaciedad del liderazgo mundial actual es tan abismal que una revista otrora muy prestigiosa, calificó el pasado 2023 como personaje del año a una artista, Taylor Swift, cuyos merecimientos para ello, pocos conocen salvo ser una celebridad mediática.
A diferencia del pasado siglo donde contemporizaron personajes como Roosevelt o Churchill, De Gaulle y Adenauer, Mandela o el Papa Juan Pablo II y hasta Felipe González, por solo citar algunos que, de alguna manera con su accionar impactaron positivamente a sus países y al mundo, hoy nada de eso observamos.
El liderazgo actual internacional se reduce al señor Biden cuyos números al día de hoy no le garantizan la reelección y cuya contraparte, el señor Trump, está siendo acusado por sus coterráneos de haber liderado una insurrección contra la Constitución de su país mientras se defiende de infinidad de causas judiciales por conductas reprochables de distinta índole; el primer ministro inglés cuyo nombre desconozco y solo le recuerdo por ser musulmán. El presidente Macron cuya presencia en El Elíseo, con el paso de los años, pocos recordarán y el canciller alemán, sustituto de la única lideresa mundial de los últimos 25 años -la señora Merkel- de presencia tan invisible como la del premier inglés y finalmente, el señor Sánchez, presidente de un gobierno español sometido en la península, a la vista de todo el mundo y vergüenza de alguno de sus partidarios y todos sus adversarios, al chantaje de 5 diputados en las Cortes de su país, sólo para mantenerse en el poder.
Si de África hablamos, de lanzar al aire la pregunta sobre algún líder destacado de esa parte del mundo, seguro estoy que la respuesta sería el más estruendoso de los silencios, lo que hace buena la expresión del continente olvidado.
Para agravar las cosas, la imagen no es mejor en nuestro continente.
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No hay un solo presidente o jefe de estado de esta parte del mundo, ni uno, cuya palabra pueda ser considerada referencia general, lo que se hace extensivo a sus adversarios.
Muy a mi pesar, respecto de mi país, Venezuela, tengo la misma penosa opinión.
Quienes han liderado los destinos de nuestra tierra estos 25 años han demostrado, hasta la saciedad, su incompetencia para ello, lo que no admite discusión vistos los resultados. Alguno me dirá que ello no ocurrió con el señor Chavez y le afirmaré que sus aportes, si los tuvo, no se fundaron en sus actuaciones sino en la chequera que portaba lo que no redituó ni para la humanidad ni mucho menos para los venezolanos.
Por otro lado, respecto de los adversarios del liderazgo venezolano dominante, guste o no lo que afirmaré, sostengo que ha privado en buena parte del mismo más su posición partidaria o personal que el interés del país, por lo que respecto de ellos también los resultados a la vista están.
Lamentablemente, la banalización de la actividad política conspira contra nosotros.
Creer que cualquiera puede asumir puestos de representación, por ser tiktoker o youtuber, gritar u ofender más que el otro, ha llevado, sobre todo en nuestro caso venezolano-y porque no también en el colombiano- a la situación de mengua que expongo.
En Colombia, con la mayor objetividad lo afirmo, dos presidentes han destacado este siglo. Uno por su política de seguridad y el otro por el acuerdo de paz, sin embargo, por una suerte de proceso de autodestrucción recíproca, los partidarios y adversarios de ambos, desconocen los avances que implicó el accionar de cada uno, prefiriendo enfocarse en las falencias de su actuación antes que el beneficio que las mismas le aportaron al país.
El problema, sin embargo, tiene solución y está en nuestras manos.
A los ciudadanos, donde nos encontremos y podamos ejercer esa condición, nos corresponde afinar la vista. Ante ella -seguramente- se encuentran quienes son distintos a los que hoy dirigen y algunos que pretenden sustituirlos. Tiene que existir, nadie lo dude, gente comprometida con el beneficio general, dispuesta a liderar los mayores sacrificios para hacer de su país y el mundo, un sitio mejor. Sin embargo, mientras no los ubiquemos y los llevemos al poder, los personajes del año seguirán siendo artistas, que solo nos distraen.
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*Gonzalo Oliveros Navarro, Abogado. Director de Fundación2Países @barraplural