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Considero que la despiadada crítica que le han hecho a la congresista, no solo trivializa sus palabras, sino que impiden que se realice un debate amplio sobre los efectos que produce el modelo neoliberal en la educación.
Las recientes afirmaciones de la senadora Boreal en el congreso, aunque polémicas, contribuyen a plantear la discusión en el enfoque neoliberal del sistema educativo en Colombia. Si vamos más allá del romanticismo que rodea los discursos sobre la educación, en los que priman las ilusiones de movilidad social de las familias y los sueños de los estudiantes, podemos ver el interesante debate que plantea la senadora.
Christian Laval en su libro “La escuela no es una empresa” (2004) demuestra que la educación, bajo el modelo neoliberal, se ha reducido a ser el lugar de formación de la fuerza de trabajo, perdiendo el importante papel que había cumplido antes como espacio para la crítica, la emancipación, la formación de la ciudadanía y el desarrollo integral de los y las estudiantes. El modelo empresarial que se instaura con el modelo económico ya mencionado, evalúa la educación solo en términos de eficiencia, la cual es determinada a través de métricas estandarizadas, auditorías, indicadores de desempeño, rankings internacionales etc., a las cuales deben someterse tanto los docentes como los estudiantes. Nikolas Rose, por su parte, al estudiar el funcionamiento del gobierno en las democracias neoliberales, muestra que todos estos mecanismos de medición de la eficiencia, se tornan opresivos, pues hacen que los individuos interioricen el cumplimiento de unas metas institucionales.
En ese sentido, cuando la representante Boreal dice que “obligar a un niño a ir al colegio puede ser una forma de violencia”, pone en evidencia las fallas del sistema educativo. Lejos de lo que se ha interpretado como un desprecio total por la educación, de parte de la congresista, considero que lo que ella buscaba era mostrar que las dinámicas neoliberales que intervienen el campo de la educación priorizan la mercantilización, dejando de lado el bienestar de los estudiantes. Otro de los aspectos de la intervención de Boreal es un problema del cual se ha hablado mucho, pero al cual no se le ha dado ninguna solución, a saber, la sobrepoblación en los salones de clase. Esta es una cuestión que hace más más dramática la situación de los estudiantes y sus profesores, pues impide que la formación recibida por los niños pueda satisfacer las inquietudes intelectuales, artísticas y culturales, al tiempo que sobre carga al docente.
Otra cuestión pertinente para la discusión es el hecho de que la escuela prepara a los estudiantes para la explotación laboral. Desde la perspectiva de Laval, la principal función de la educación, en el capitalismo contemporáneo, es formar capital humano, es decir, producir trabajadores que no pueden cuestionar las condiciones del mercado, sino que deben adaptarse a ellas. Esto se hace evidente al dirigir la mirada a la manera en que el sistema educativo prioriza las competencias que sirven al mercado, mientras que desestiman el bienestar de los individuos. Esta idea, que en parte se apoya en el análisis de Foucault a la teoría del capital humano, refuerza la idea de que desarrollo personal depende del esfuerzo individual, dejando de lado las condiciones sociales, económicas y culturales de los estudiantes.
Por lo anterior, considero que la despiadada crítica que le han hecho a la congresista, no solo trivializa sus palabras, sino que impiden que se realice un debate amplio sobre los efectos que produce el modelo neoliberal en la educación. Si queremos recuperar la educación para que sea un escenario de formación para la democracia y el pensamiento crítico, es necesario que se cuestione la lógica empresarial que determina la calidad de las instituciones educativas.
*Érika Castañeda Sánchez, filósofa (PUJ), con maestría en Estudios Culturales (PUJ), dedicada a la docencia universitaria en campos como la argumentación, la semiótica y la filosofía.