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“Ahora vamos a caminar hasta el Capitolio”.
“Caminaremos y estaré allí con ustedes”.
Donald Trump, enero 6 de 2022.
“La triste verdad es que la mayoría de los males son cometidos por personas que nunca deciden ser buenos o malos”. Hannah Arendt. Filosofa de origen alemán (1906-1975).
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Trumpismo ordinario significa, seguir el ejemplo del presidente Trump, cuando sus huestes asaltaron el Capitolio de EE. UU, para impedir la proclamación del candidato demócrata Joe Biden como presidente de USA, en la capital Washington, incitadas por Trump, aun siendo Presidente de EE. UU. Ese insólito hecho antidemocrático parece reproducirse en Colombia, con el intento de un representante a la Cámara Jaime Uscátegui, del partido Centro Democrático, de incitar a unas personas (parece que se reclamaban familiares de víctimas) para que ingresaran violentamente a la sesión de la Cámara de Representantes, en donde se discutía la moción de censura al Canciller Álvaro Leyva. Hecho ocurrido el 12 de abril de 2023. El representante Uscátegui y su hermano, edil de una localidad de Bogotá y candidato por el CD al Concejo de Bogotá, dirigieron con megáfono en mano a un grupo de unas 40 personas, para intentar ingresar al Salón Elíptico del Congreso. El hecho fue informado por diversos medios. Igual intento realizaron los “bolsonaristas” en Brasil para impedir la posesión del presidente Electo de ese país, Lula da Silva, destrozando todo lo que a su paso encontraban. En general, se advierte que la extrema derecha se quita la máscara democrática y apela a la fuerza violenta para lograr sus objetivos.
El Centro Democrático se había declarado en Oposición, en cumplimiento de la definición que la Ley de Estatuto de Oposición, que le impone a los partidos políticos con representación en el Congreso definirse como gobiernistas, independientes u oposicionistas. Además, el CD había declarado que su definición implicaba una oposición argumentativa sin recurrir a vías de hecho. Por lo que el intento del representante Uscátegui se sale de todo control, en búsqueda quizás de protagonismo mediático sin importar lo desinstitucionalizante que pueda ser tal actitud.
Hay por lo menos dos tipos de derecha, la vergonzante y la desvergonzada. La primera expresa su convicción democrática y actúa en consecuencia y dista de la apelación a la violencia. La otra, la desvergonzada, no le importa la democracia y solo tiene ánimo de poder por las vías que sean. Como Vox en España.
En entrevista posterior al hecho el representante Uscátegui se justificaba (y jactaba) de querer pedir que las personas que él representa como víctimas sean escuchadas. Alguien me indicaba que resulta paradójico que alguien que es hijo de un general condenado por omisión frente a una masacre de personas en Mapiripán (1997, Meta), se declare representante o promotor de reclamos de familiares de víctimas. Claro, él mismo no tiene que ver y no hay “Heredad de faltas”. Jorge Tovar, hijo de Jorge 40, exjefe paramilitar del Norte de Colombia, cuando se lanzó dentro de las curules otorgadas en la Cámara para representar a las víctimas, le hicieron serios reparos desde distintos sectores y otros candidatos en el Cesar renunciaron por falta de garantías, sin embargo, salió elegido representante por esa circunscripción especial. ¡¡¡ Lo que hay que ver¡¡¡
La crispación en lo político ha ido en aumento porque un Gobierno de Izquierda, accedió al poder por primera vez en Colombia. Este episodio, que puede ser uno de cuantos más, espero no escale y por ello me atrevo a hacer unas hipótesis al respecto, desde luego relacionándolo con el comportamiento violento en otros escenarios.
Hipótesis uno.
No pasa nada, hasta la próxima vez que pase un incidente parecido que vulnere las condiciones de debates en el Congreso de la República.
Comentario: este actuar con agresividad y violencia no debe admitirse, aunque se invoque que “otros lo hacen” y “entonces por qué yo no”.
Igual sucede en el fútbol con mayor vehemencia y peligrosidad. Las llamadas “barras bravas” son estimuladas inclusive por los propios equipos del futbol profesional y fácilmente pierden su control. Ahí hay que actuar, no solamente como un tema de los equipos de futbol sino inclusive del Estado y de la Sociedad.
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Hipótesis dos.
“El representante (Uscátegui) se equivoca: no es a las patadas, creyendo que está por encima de los demás congresistas, dando golpes e insultando a todo el mundo, como puede hacerse notar”.
David Racero, presidente de la Cámara de Representantes. En declaraciones al diario El Espectador, 16 de abril de 2023.
¿Se dará alguna actuación disciplinaria frente a este comportamiento de un Representante, no solo por lo ocurrido si no para que no se vuelva el parlamento el nicho de las zambras y de recurrencia a tal tipo de comportamientos, especialmente en donde están los representantes de la Nación entera?
Hay otro elemento paradójico el HR Uscátegui hace parte de la Comisión de Paz de la Cámara. Se proclama admirador del presidente de El Salvador, Bukele.
No es mi intención hacer de juez ni de fiscal, pero si de llamar la atención de que no podemos tolerar que la agresividad y la violencia se enseñoree de todos los ámbitos de nuestra sociedad y especialmente de aquellas instancias máximas de autoridad como lo es el Congreso de la República. Hay reglas de juego, consagradas en leyes inclusive que se deben respetar para convivir pacíficamente.
El “todo vale”, es pésimo mensaje dígase o no se diga, pero se actúa así. La Paz, es ante todo una cultura, un modo de actuar y no tanto una negociación política. Por ello implica mayor esfuerzo, quizás más profundo.
La violencia se instaura cuando no hay reglas que se respeten, desde luego, reglas acordadas, cuando ganar no es arrebatar, ni repartir un botín.
La democracia sigue siendo el mejor método para dirigir una sociedad, porque se basa en la definición de unos derechos para todos y unos deberes para todos. La democracia no es ritual de elegir personas, obvio hay que elegir gobernantes. Es ante todo una forma de respeto mutuo y de reconocimiento del valor del otro. Parece utópico, pero hay que intentarlo una y otra vez, perseverar y luchar por ella.
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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.