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Con el mayor de los ánimos, el 2024, el año del reencuentro bajo nuestro cielo y del  retorno de la democracia y la libertad a Venezuela.

Este primero de enero próximo inicia el señor Nicolás Maduro el disfrute de los  últimos 375 días  del regalo que los venezolanos le hicimos  el año 2018 -la presidencia de la república 2019-2025- al decidir abstenerse de votar en la elección convocada para mayo del 2018. Los resultados de esa decisión a la vista están y por ello no los repetiré. Espero sí que cada uno de nosotros, con tranquilidad de espíritu analice lo que hizo o dejó de hacer y este año que se avecina, actúe en consecuencia.

Tal como lo sostuve en alguna columna precedente,  serán días difíciles los que veremos. Quienes han disfrutado el regalo aspiran continuar haciéndolo y desde la acera del frente quienes se lo dieron -finalmente- creen que el disfrute debe concluir.

Los gobernantes harán todo lo que estimaran conducente para tratar de cumplir el objetivo que aspiran -y allí todo es todo- y uno espera que la oposición que tiene en sus planes gobernar,  se llene de la paciencia de Job y de la mayor inteligencia,  para evitar las trampas que de seguro desde todos los frentes se les pondrán.

Nadie dude que toda la institucionalidad que en Venezuela actúa así como los amigos internacionales del grupo gobernante están contestes respecto de la próxima contienda electoral venezolana. De allí que a lo interno, todos los órganos del poder público, con el apoyo de los amigos que tienen en el sector privado, harán lo necesario para tratar de lograr el objetivo que se tiene planteado mientras los amigos extranjeros amplificarán los aciertos y atacarán implacablemente a los opositores.

Los tiempos para Venezuela están cambiando. Se está en un proceso de liberalización de sanciones que debería impactar positivamente las cuentas nacionales. De allí que no sea de sorprender que, en lugar de hacer desde el gobierno lo que durante los 25 años precedentes han hecho con los recursos públicos y todos sabemos que es, administren lo que reciban en beneficio colectivo, buscando una ratificación en el cargo, lo que deberá ser tenido en cuenta al momento de responderles. Esperemos que a quienes corresponda hacerlo, estén a la altura de las circunstancias.

Concluye este próximo 31 el año 2023. Como muchos otros, dentro y fuera del país,  pido a Dios que sea el último con presos políticos, inhabilitados por vía administrativa y con  desterrados.

Nos vemos entonces, con el mayor de los ánimos, el 2024, el año del reencuentro bajo nuestro cielo y del  retorno de la democracia y la libertad a Venezuela, si hacemos las cosas bien.

*Gonzalo Oliveros Navarro, Abogado. Director de Fundación2Países @barraplural

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