Un voto reloco papi

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¿Qué hacer, cuando tu “deber ser” no está dentro de las posibilidades y te toca elegir entre dos opciones que representan otros tipos de cambios en el modelo de gobierno?

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En alguna ocasión le escuché decir al Padre Alberto Linero, que sufría de una condición, cuyo nombre no recuerdo, que hacía que siempre se solidarizara con los más débiles, lo cual explicaba su amor eterno y fe indeclinable por el Unión Magdalena. Pues bien, creo que sufro de lo mismo, sigo siendo hincha del Valledupar Fútbol Club y del Junior de Barranquilla, en consecuencia, el sufrimiento y las derrotas en instancias definitivas, se me volvieron parte del decorado.

También en política me vuelvo soñador, me invento y me monto en una película de política sana y del deber ser, que fundamentan la toma de mis decisiones. Por eso, aunque las encuestas sugerían a un Sergio Fajardo sin chance, en mi fuero íntimo lo consideraba el más fuerte y lo que el país necesitaba; por eso me mantuve estoico, apoyando al que, según los números, era el más enclenque. Como en los partidos del Junior, así vayamos cayendo tres a cero en el minuto noventa, nunca pierdo la esperanza de que, en cualquier momento, se pueda revertir la situación.

Sin embargo, los hechos son los hechos, y si todo está dado para que se pierda, se pierde, entonces no queda más que seguir adelante en busca de una nueva oportunidad. La ventaja de pensar de esta manera es que sea cual sea el resultado, siempre quedas en paz contigo, pues votas por tus creencias y convicciones.

Pero ¿qué hacer, cuando tu “deber ser” no está dentro de las posibilidades y te toca elegir entre dos opciones que representan otros tipos de cambios en el modelo de gobierno?, pues la respuesta es, ser responsable y evaluar con detenimiento lo que ofrece uno y otro, sin dejar a un lado, la expresión del querer popular.

Cuando la inmensa mayoría de electores se la juega por una alternativa emocional y disruptiva, que ofrece más inquietudes que certezas, lo que se exhibe a la larga, es el nivel de desespero contra el status quo y una imperiosa necesidad de cambio.  No hay que ser muy profundos para saber que la votación que acompañó a Federico Gutiérrez representa también en términos generales, un sentimiento “antipetrista”, cuya lógica matemática, hace que en la segunda vuelta presidencial el Ingeniero Rodolfo Hernández, por “carambola” se vea beneficiado electoralmente.

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Sin acuerdos programáticos y sin repartición burocrática, Federico Gutiérrez con sus cinco millones de votos, anunció sin ambages, el mismo día de las elecciones, que él y su fórmula Rodrigo Lara, votarían en segunda vuelta por Rodolfo Hernández, que sacó casi 6 millones de votos. También de la Coalición Centro Esperanza aterrizó un gran contingente para la campaña de Hernández, importantes actores políticos como Sergio Fajardo, Juan Fernando Cristo, Jorge Robledo, y Carlos Amaya, estos sí, con acuerdos programáticos.

Así las cosas, sobre el ingeniero se decanta el anhelo de una nueva Colombia, que enfrente sin asueto la corrupción y se aleje de la dicotomía en la que hemos estado inmersos en los últimos años, entre “uribismo” y “petrismo”, de la que, en lo personal, también quiero salir. Qué haya logrado acceder a la segunda vuelta presidencial, marca una lectura que no pasa inadvertida, se trata de la manifestación de inconformidad que tiene la ciudadanía con la clase política tradicional y sus formas.

Entonces, la disyuntiva fundamental se asocia con la palabra coherencia. ¿Es o no coherente que alguien con pensamiento liberal y que defienda la paz, como yo, ayude a elegir a un personaje como Rodolfo Hernández? Cuando hacemos la revisión sobre la corriente política del ingeniero, lo que encontramos es que representa en forma cabal al político “outsider”, es decir, una persona que está al margen o fuera de las tendencias comunes, que por demás incurre en muchas torpezas a la hora de trasmitir sus mensajes, quizá por su espontaneidad y franqueza santandereana, pero que cuando la embarra, lo reconoce, pide disculpas y recompone.

Después de mucho reflexionar concluyo que Rodolfo Hernández ofrece a los colombianos una oportunidad histórica para darle una estocada final a la polarización que nos tiene paralizados y que tanto daño nos ha hecho. Se trata de la posibilidad de tener un gobierno de todos y para todos, que otra vez logre cohesionarnos como nación.

Ha sido exitoso en todo lo que emprende, tanto en el mundo empresarial como en el político, no en vano de los 340.915 votos válidos que aparecen en Bucaramanga en la primera vuelta presidencial, el Ingeniero Hernández obtuvo 219.748, esto sin dudas habla del gran cariño y reconocimiento que le tiene su gente, prenda de garantía.

Mi voto de confianza va con él, sé que sabrá rodearse para gobernar y que logrará interpretar las expectativas y el clamor de los colombianos que lo ayudaremos a elegir.

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*Rodney Castro Gullo, Abogado, escritor y columnista. @rodneycastrog

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