Una dedicatoria histórica a las mujeres negras en tres poemas

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Quiero compartir, a modo de dedicatoria a todas las mujeres negras, tres poemas sobre la historia de nuestro caminar.

(Lea también: Colombia, un canto a la soledeña)

Sin duda, estamos ad-portas de un hecho sin precedentes como es la posesión, este 7 de agosto, de Francia Márquez, la primera mujer negra vicepresidenta de la República de Colombia. Será un punto de inflexión en la historia de las mujeres afrocolombianas, descendientes de las mayoras africanas que llegaron a este continente originariamente llamado Abya Yala, que luego sería el Nuevo Mundo, América.

También constituye un hito histórico la llegada, el pasado 20 de julio, de Dorina Hernández, mujer negra de San Basilio de Palenque, al Congreso de la República como representante a la Cámara por el departamento de Bolívar.

Y el pasado 25 de julio, celebramos en su 30º aniversario el día de las Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, promovido por la Red que lleva el mismo nombre, movimiento social que, desde una perspectiva interseccional de raza y género, da cuenta de importantes avances en la construcción de identidad de las mujeres negras como sujeto político, en las sociedades latinoamericanas. A propósito de estos tres acontecimientos, quiero compartir, a modo de dedicatoria a todas las mujeres negras, tres poemas sobre la historia de nuestro caminar, de varios siglos, por este terruño de la patria-matria colombiana: 1. La llegada de la mujer africana secuestrada y esclavizada que desembarcaría forzada en este continente; 2. la mujer negra cimarrona que se rebeló contra la esclavitud y huyó a los palenques de la libertad; y 3. la mujer negra contemporánea reivindicando y conquistando su humanidad plena.

(Texto relacionado: Imaginarios sociales sobre la mujer negra)

1) Mujer africana en Abya Yala

Mujer africana
despiertas un lejano día,
en Abya Yala.

Desembarcas encadenada,
de un navío negrero en Cartagena,
iniciando así siglos de esclavitud
en el Nuevo Mundo,
que llamarían América.

Mujer africana, ruptura y puente,
sobreviviste
al horror deshumanizante
de la captura en África
y a la abominable travesía
del viaje en ese barco negrero.

Ahora eres esclava ¿lo sabes?
Ya no serás tú, una mujer africana:
Congo, Loango,
Chalá, Mina,
Arará, Popó,
Carabalí o Mandinga.

Tu cuerpo no será ya tu cuerpo,
tus hijos ya no serán tus hijos,
tu lengua no será un idioma,
tus dioses ya no serán tus dioses,
en tu existencia no tendrá lugar la vida.

Olvidarás tu lengua madre
y algún día, por primera vez
te escucharán balbucear
en otro idioma,
la deplorable palabra amo.

Ya no adorarás tus dioses
del panteón yoruba, Ashanti o bantú.
Adorarás el santoral católico,
dándole nuevos significados, virtudes y funciones,
para hacer más llevadera tu existencia.

Azotarán tu cuerpo,
violentarán tu vientre
y parirás hijos e hijas
que serán mercancías
para este Nuevo Mundo.

Y resistirías,
década tras década
y siglo tras siglo,
custodiando
en lo profundo de tu ser,
la dignidad
que nunca te pudo ser arrebatada
mujer africana en Abya Yala.

2) Negra Cimarrona

¿De qué huyes, mujer negra cimarrona?

De las cadenas en mis manos y mis pies,
de la carimba en mi piel,
de la violación y la prostitución forzada,
de la esclavitud de mis hijos perpetuada,
desde mi vientre preñado.

¿De dónde vienes, mujer negra cimarrona?

Vengo de siglos de no ser yo,
del trabajo esclavizado
de la plantación,
de la mina o del socavón
y de la casa de mi amo.

¿Que llevas contigo, mujer negra cimarrona?

Las huellas de los azotes del amo,
memorias indelebles del dolor soportado
bajo el fuego de mi espíritu libertario,
la fuerza de mi corazón y de mis brazos,
la esperanza y los anhelos cultivados.

¿Hacia dónde vas, mujer negra cimarrona?

Al palenque voy corriendo
a la tierra de la libertad conquistada,
a la familia originaria,
a formas de vida más humanas,
al rescate de la dignidad negada.

¿Quién eres hoy, mujer negra cimarrona?

Orgullosa descendiente de las mujeres africanas,
portadora de la herencia libertaria,
de las insumisas ancestras esclavizadas,
soy guardiana de los derechos, aún negados,
de la mujer negra contemporánea.

3) Lo humano, en mí

Si buscas lo humano en mí,
no lo busques
en el color negro cual la noche
de mi piel marcada
por siglos de soledad humana.

Si buscas lo humano en mí,
no lo busques
en mi rizada y quieta cabellera,
es sólo una enredadera
de mis búsquedas frustradas.

Si buscas lo humano en mí,
no lo busques
en mis caderas anchas,
sólo son puerto y cuenco
de naufragios y renaceres.

Si buscas lo humano en mí,
no lo busques
en mi historia mal contada,
solo son arreglos convenientes
que soslayan la vida humana.

Si buscas lo humano en mí,
lo encontrarás
en el origen de nuestra raza humana,
en el caminar erguido por esta tierra,
sembrando continentes de vida y de esperanza.

Si buscas lo humano en mí,
lo encontrarás:
¡En la vida amamantada, cuidada y celebrada!
¡En la libertad enarbolada y conquistada!
¡En la igualdad siempre demandada!

Si buscas lo humano en mí,
encontrarás
¡Humanidad en mí!

(Le puede interesar: ¿De qué me hablas viejo?)

*Mary Lucía Hurtado Martínez. Escritora afrocolombiana.

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