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Es necesario asumir la declaración de FARC como un documento histórico-político de trascendencia en la historia del conflicto interno y de la paz.
El comunicado de la jurisdicción Especial para la Paz – JEP – del 3 de octubre de 2020 parecía llevar a la opinión pública una información de rutina bajo el número 132. En verdad, ¡fue una bomba! La JEP había recibido una carta en representación del antiguo Secretariado de las FARC-EP en la cual se ofrecía aportar verdad y asumir la responsabilidad en seis homicidios: Álvaro Gómez Hurtado, Hernando Pizarro León-Gómez, José Fedor Rey (Javier Delgado), Jesús Antonio Bejarano, general(r) Fernando Landazábal Reyes, Pablo Emilio Guarín, perpetrados entre 1987 y 1999.
Comandante de la RUAN
Al referirse a la muerte el 2 de noviembre de 1995 de Álvaro Gómez Hurtado, dijo el senador Julián Gallo : “Es un hecho cuya responsabilidad es de la Red Urbana Antonio Nariño, de la cual yo era comandante en ese momento”. Es una oración “gota a gota pensada” que inicia el reportaje a El Espectador el 7 de octubre de 2020. Es, desde esa pieza periodística, desde donde formulo mis comentarios a la decisión del Partido FARC. Se refiere también el senador al asesinato del general Landazábal por caer también bajo la responsabilidad inmediata de la RUAN. Los otros casos mencionados en el documento se reservarán para las sesiones ante la JEP para ser abordados por todos los firmantes de la carta – Julián Gallo, Pastor Alape, Pablo Catatumbo – .
Aunque para el senador Julián Gallo la decisión tiene el significado de una catarsis personal, el conjunto de la valoración se construye sobre el contexto, la dinámica de la guerra y la lógica del conflicto interno. No hay una presentación de los perfiles de Gómez o de Landazábal por fuera del marco político militar del tiempo en los que los hechos se produjeron y de las consideraciones que obraron al tomar la decisión de darles muerte. El aporte a la verdad no podría darse sobre las opiniones que hoy puedan tener los antiguos dirigentes guerrilleros sobre los muertos grandes puestos sobre el tablero de la memoria con el objetivo de producir verdad.
“Las repúblicas independientes”
A la pregunta de la entrevistadora sobre cuándo se dio la orden sobre Gómez Hurtado, Gallo responde con una fórmula que, en principio, pareciera retórica pero tiene un sentido histórico: “Esa decisión estaba tomada desde la fundación de Farc; no es que se haya dado la orden en ese momento específico; es que en ese momento se dieron las condiciones”. Agregó: “En este caso por el discurso de Gómez Hurtado que fue el detonante que nos embarcó a todos en una guerra de 50 años…”. Es preciso recordar ese discurso de Gómez en un debate en el Senado de la República pronunciado en noviembre de 1961; el político conservador dijo: “Hay en este país una serie de repúblicas independientes que no reconocen la soberanía del Estado Colombiano, donde el ejército no puede entrar”. Su discurso incluía afirmaciones muy impresionistas: “La tragedia del ejército colombiano es que le ha tocado reconocer territorios extranjeros en su propia patria”. Mencionaba las que presentaba como repúblicas independientes – Sumapaz, Planadas, Riochiquito, Vichada – . En realidad, se trataba de zonas donde los colonos ampliaban la frontera agrícola. De manera delirante, Gómez las presentaba como regiones bajo soberanía soviética. Al tiempo, su retórica buscaba obstaculizar la puesta en marcha de la reforma agraria muy moderada que había sido aprobada por la Ley 135 de 1961.
Pronto, el gobierno del Presidente Guillermo León Valencia preparará la ofensiva que comenzó con la Operación Marquetalia concebida y realizada con la coordinación militar norteamericana que preparó para Colombia el Plan Laso (Latin American Security Operation). Lo anterior configuró el contexto político militar en el que nacieron las FARC entre 1964 y 1965. En 1984, el historiador y politólogo francés Pierre Gilhodes apuntaba sobre la operación Marquetalia y la apropiación por parte del Ejército Colombiano de la teoría del enemigo interno: “No es exagerado concluir que, en Colombia, desde el punto de vista estrictamente militar, se inventó el enemigo en nombre de una respuesta continental.” En esa invención, el papel de Alvaro Gómez Hurtado fue crucial.
La periodista quiere meter en aprietos al senador. Olvida su papel de reportera, enfática señala: “Usted se sentará en su curul en el Congreso al lado de los miembros del Partido Conservador. Eso resulta difícil de aceptar”. A su turno, Gallo le recuerda: “Desde el Partido Conservador y desde el Partido Liberal, se inició una violencia a mediados del siglo pasado con más de 300.000 muertos….Hay otras responsabilidades históricas que queremos poner sobre la mesa”. Bien hubiera podido agregar el entrevistado que Álvaro Gómez Hurtado fue un precoz protagonista de la política colombiana y se inició en ella de la mano violenta de su padre, el caudillo pronazi Laureano Gómez Castro quien, desde 1933, proclamó su consigna de “hacer invivible la República”. Eran los tiempos de la República Liberal.
En la expansión de la Violencia de mediados del siglo XX, Álvaro Gómez ocupó su puesto de líder. El 3 de agosto de 1949, se le vio acucioso repartir pitos en el Senado para impedir que fuera debatido el proyecto presentado por los liberales para adelantar las elecciones presidenciales en un desesperado intento para limitar el designio de los conservadores desde el Estado de torcer la voluntad de voto de ciertos zonas electorales mediante la violencia. Después de tres horas de ensordecedora silbatina, la sesión se disolvió sin que el proyecto de ley fuera sometido a discusión. A la semana siguiente, en la Cámara de Representantes, los conservadores usaron armas durante el debate que culminó con la muerte de dos representantes liberales: Gustavo Jiménez en la tarde del debate y el intelectual Jorge Soto del Corral días después como consecuencia de las heridas recibidas en aquella aciaga jornada parlamentaria.
La flexibilización política de un hombre de la derecha
Es cierto que Gómez Hurtado luego de 53 días de secuestro por parte del M- 19 en 1988 dio muestras de flexibilización de su postura política de ultraderecha, cambio que o bien las FARC no percibieron o bien no tomaron en cuenta.
Landazábal también cambió
En el caso del General Landazábal, las FARC lo asumieron como el de un general que se opuso tozudamente al proceso de paz de la Uribe hasta incurrir en el desacato en su condición de ministro de defensa del presidente Belisario Betancur. Esto condujo a su salida del ministerio. No fue conocido por la opinión pública el cambio político que también experimentó el general al final de su vida y que yo con asombro pude registrar en el curso de dos entrevistas que le hice, la primera de ellas en diciembre de 1997, la segunda en febrero de 1998, tres meses antes de su asesinato el 12 de mayo. Entonces, se mostró muy crítico frente a los Estados Unidos y, al tiempo, abierto a las posibilidades de un proceso de paz en Colombia con participación de los militares.
El acto valeroso de reconocimiento y de ejercicio exigente de voluntad política de las FARC ejercerá una profunda influencia para afianzar la paz que parece por tiempos derrotada por la posición oficial del gobierno contra el Acuerdo y por la exasperación de quienes buscan que el país continúe transitando los azarosos caminos de la guerra interna que no puede continuar sin que se profundice su degradación y la de todos sus protagonistas.
Luego del reconocimiento de las FARC, miembros de la familia de Gómez Hurtado se precipitaron a descalificarlo, presentándolo como el producto de alguna negociación. Una decisión que involucra factores políticos, jurídicos y humanos de profunda significación y que conlleva altos riesgos como el de resultar expulsados de la justicia transicional no podría encontrar un factor lejanamente proporcional a los altísimos costos en que incurrirían los hoy dirigentes del partido FARC en caso de faltar a la verdad.
Las Furias o diosas de la guerra en acción
Los más vociferantes impugnadores del reconocimiento del senador Julián Gallo y compañeros se reclutan en el campo político que configura el gobierno del presidente Iván Duque y el Centro Democrático amén de otras figuras, hoy algo descontinuadas como la del exfiscal Martínez Neira quien durante su gestión convirtió a la Fiscalía en ariete contra el Acuerdo de Paz. Apenas conocida la noticia, Duque puso en duda su credibilidad y expresó la idea de trasladar a los declarantes a la Fiscalía. El mal llamado Alto Consejero de Paz, Miguel Ceballos, le pidió a la JEP evaluar la privación de su curul al senador Julián Gallo. Es decir, el hecho de que las FARC se pongan en la disposición clara de cumplir con un objetivo central de la justicia transicional como es la contribución a la verdad los convierte para el gobierno en acreedores a castigo. Tal posición no sorprende en la medida en que el gobierno del presidente-vicario y su lamentable Alto Comisionado para la Paz han obrado invariablemente contra los contenidos centrales del Acuerdo de Paz. Para este sector, la influencia del reconocimiento que han realizado las FARC se proyecta como antecedente y factor de presión para el reconocimiento de otros actores del conflicto interno y de los terceros hasta ahora arropados bajo la cobija de la connivencia oficial.
Por su parte, el Partido Conservador manifiesta su preocupación de que la declaración de las FARC pueda “(…) obstaculizar e incluso impedir la continuidad y conclusión de los procesos judiciales actualmente en desarrollo” Olvidan los conservadores que esos procesos llevan 25 años sin que, en ese cuarto de siglo, hayan llegado a términos mínimamente convincentes.
La cordura se abre paso
Es cierto que, desde el comienzo, hubo medios sociales, partidos y personas que saludaron la decisión de las FARC y la valoraron como una alta contribución a la paz. Con el paso de los días, son más las voces que se expresan en la misma dirección. El senador conservador Enríquez Maya señaló escuetamente: “Confesión de Gallo es un aporte a la construcción de paz”, el senador Eduardo Pacheco del partido cristiano Colombia Justa-Libres puso su voz de aliento: “Julián (Gallo) quiero decirle que siga adelante, vamos en el camino correcto del Acuerdo de Paz y el país lo recibirá”. También el senador de Cambio Radical Temístocles Ortega señaló que quienes se manifiestan con hostilidad frente a la declaración de las FARC están haciendo un ataque directo al Acuerdo. Por su parte, el senador liberal Juan Fernando Velasco insistió en que lo pactado en Cuba consiste en el compromiso con contar la verdad. El senador Rodrigo Lara acotó: “Observo que hay sectores políticos capitalizando el tema para continuar dividiendo al país en una vieja discusión”.
Ante el reconocimiento efectuado por las FARC, se requiere apartarse de la escogencia de una actitud o bien de benevolencia o bien de hostilidad. Es necesario asumir la declaración de FARC como un documento histórico-político de trascendencia en la historia del conflicto interno y de la paz. En lo inmediato hace falta seguir el curso de la declaración en el trámite que le dé la JEP en el desarrollo de las decisiones de la justicia transicional.
*Medófilo Medina, Ph.D en Historia, profesor emérito y honorario de la Universidad Nacional.
Si el pueblo entendiera cada parte de historia y las intenciones de los partidos tradicionales y los mal llamados partidos emergentes : centro democratico ,farc y otros que nacieron casi muertos porque el mismo pueblo no sabe sino de liberal y conservador ,que con engaños y limosnas los han tenidos alienados año por año : los poderosos(ricos) dueños de colombia.
Existe un adagio popular y es “la verdad duele”, de donde nace eso? Preferimos vivir engañados, porque resulta tan difícil lidiar con la verdad, cuando en el fondo siempre hay algo que nos dice que algo anda oculto. En fin, en el actual escenario de nuestro país nunca antes fueron tan necesarias las verdades, pero hay algo que queda claro de todo esto, y es que a los enemigos de la paz no les interesa la verdad de ninguna parte, porque en la guerra con la verdad todos los verdugos pierden, pero todas las victimas ganan. Otra cosa importante es que sin verdad no se pueden sanar verdaderamente las heridas, siempre están abiertas, por eso la verdad duele, pero libera, y es increíble que una verdad tan terrible como esta que además es el producto de muchos años de estar en guerra, algunos se atreven a controvertirla, creo que no hacen más que quedar en evidencia. Gracias una vez mas profesor Medina, por brindarnos esos datos que hacen que entendamos las acciones por más difíciles que estas sean, no hay nada fortuito todo ha sido el resultado de este devenir de guerra e injusticias…El camino a la reconciliación es difícil, pero sueño con que algún día la paz sea posible.
Profesor Medofilo, me pareció pertinente esta pequeña reseña histórica que da claridad sobre el tema de Alvaro Gómez, ya que muchos no comprendíamos por qué las FARC cometieron este magnicidio. Siempre se manejó la hipótesis del complots para realizar un golpe de Estado en el gobierno de Samper y su desacuerdo a tal propuesta Ello no me dejaba comprender con claridad las causas que llevaron al ex grupo insurgente a cometer dicho magnicidio. Error que que me queda claro.