Una reforma regresiva e impopular

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Mientras todo esto sucede, ¿nos vamos a quedar en la casa esperando otra reforma tributaria, más impunidad, más saqueo del gobierno y más guerra?

En tiempos cuando la mayoría de los colombianos está pasando penurias para sobrevivir en medio de la crisis económica causada por la pandemia, llega el Proyecto de Ley de “Solidaridad Sostenible”, que no es otra cosa que una nueva reforma tributaria que impulsará el Gobierno nacional en el Congreso de la República.

La iniciativa pretende recaudar, a través de más impuestos, por lo menos $25,4 billones, de los cuales $10,5 le serán sacados a los más pobres mediante el incremento del IVA, otra millonaria suma saldrá de los impuestos a personas naturales – especialmente trabajadores – y tres billones de los impuestos a las personas jurídicas. Desde luego, otra gran damnificada será la clase media que, como en toda reforma tributaria, es la que paga los platos rotos y es el escudo para proteger desde el gobierno a los grandes conglomerados, multinacionales, a los bancos, al gran empresariado y a los ricos de este país, es decir, a los financiadores de las campañas presidenciales.

Ésta es una reforma regresiva, impopular e injusta con la clase obrera de nuestro país, con los empleados, con la gente que menos ingresos recibe. Pretender aumentar la base gravable para que las personas que devenguen dos millones 200 mil pesos mensuales empiecen a declarar renta y, además, con retención en la fuente, ¡es miserable! Es una propuesta absolutamente desconsiderada con la gente, a la que nos opondremos así como a la del aumento del IVA.

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Este proyecto, además de inconveniente en momentos de crisis, es un exabrupto. Esta iniciativa, que desestimulará la inversión extranjera, proyecta poner un tres por ciento de impuesto al patrimonio permanente, cuando lo que debería proponer es combatir la evasión y elusión, ponerle freno al subsidio de las altas pensiones y dar una lucha frontal contra la corrupción, que son los flagelos que están desangrando a este país.

El Gobierno también debe desmontar los privilegios, exenciones tributarias y descuentos al gran empresariado multinacional y nacional que les perdonó en la pasada reforma tributaria en el 2020. Eso permitiría rescatar entre siete u ocho billones de pesos, en lugar de estarle metiendo la mano al bolsillo al pueblo.

Se pretenden gastar, en plena pandemia, 14 billones de pesos en aviones de guerra INÚTILES en estos momentos, dinero que sí serviría para combatir la pobreza extrema, la marginalidad y la exclusión en apartadas regiones del país que hoy están sumidas casi que en la miseria absoluta, o para otorgar subsidios a millones de familias que están pasando una situación económica muy dura por cuenta de la pandemia. Eso sí sería sensato.

Pero ése es el talante de quienes nos gobiernan: prefieren seguir privilegiando la guerra que apoyar a sus ciudadanos que hoy están “llevados” y que, en muchos casos, literalmente están aguantando hambre. El Gobierno hace oídos sordos a la renta básica, que sería un salvavidas para más de 30 millones de colombianos.

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Nadie entiende en realidad como en Colombia impulsan una reforma tributaria para cubrir los gastos de compra de unos aviones de guerra, cuando aquí lo urgente, lo prioritario, lo necesario es combatir la pobreza y el hambre que son las principales amenazas hoy.

Los colombianos debemos DESPERTAR YA de tanto adormecimiento. Nuestro país no puede seguir durmiendo en los laureles cuando casi que al unísono, desde el uribismo, nos pretendieron dar un golpe de Estado a la democracia y días seguidos nos entregan esta malintencionada reforma tributaria. ¡Ya no más!

Es momento de que la opinión pública, la presión ciudadana, los medios de comunicación, los sectores políticos de oposición e independientes nos hagamos sentir; es hora de hacerle saber a este perverso gobierno el descontento generalizado del pueblo colombiano con sus propuestas que a todas luces van en contra de la población y del ciudadano del común.

Lo verdaderamente importante en estos momentos es garantizar que el Plan Nacional de Vacunación logre la inmunidad de rebaño en los tiempos fijados, reactivar la economía, apoyar la renta básica, combatir la corrupción, las mafias que desangran los erarios desde lo local, regional y nacional. En eso debería priorizar sus políticas el Gobierno central y no quemar cartuchos en propuestas regresivas, impopulares y que atentan directamente contra el bolsillo de la clase media y los pobres de este país. Así no es, señor Iván Duque.

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Mientras todo esto sucede, ¿nos vamos a quedar en la casa esperando otra reforma tributaria, más impunidad, más saqueo del gobierno y más guerra? La movilización permanente será la única arma del pueblo para contrarrestar tanto abuso.

¡COLOMBIA DESPIERTA!

*Guillermo García Realpe, Senador, @GGarciaRealpe

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