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Colombia ha recibido personal con experiencia, conocimientos y estudios que, lamentablemente para ella y para los migrantes, está desaprovechando, lo que creo debe obligarla a hacer los ajustes correspondientes para que la misma les reditúe en mayor proporción.
Ha publicado el Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE – unas cifras muy importantes respecto a la situación de los venezolanos en Colombia.
Según esa institución, nos encontramos en esta tierra de Nariño y Caldas 2,47 millones de venezolanos mayores de 15 años, cifra esta que contrasta con la que en su página web tiene Migración Colombia para la cual en el país estábamos 1,742 millones al 31 de enero pasado.
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De ese total de venezolanos el 92% migró por razones económicas por lo que las razones humanitarias, políticas o de otra naturaleza para hacerlo tan solo representan el restante 8% del total. De los connacionales que aquí según el DANE nos encontramos, el 97% no tiene pensado retornar a Venezuela en el próximo año y tan solo el 1% de quienes somos habitantes de Colombia migrará hacia otras naciones.
Según el informe, el 58% de los migrantes en edad de trabajar lo están haciendo, en tanto que el 95% de quienes tienen una profesión, no pueden ejercerla puesto que solo un 1% de los mismos ha podido convalidar su título, a la vez que el 69,9% tiene ya terminado el bachillerato, incluyendo en esta cifra a tecnólogos y graduados universitarios.
Las cifras referidas son reveladoras de una importante situación a ambos lados de la frontera dado que ponen de manifiesto la pérdida sufrida por nuestro país y la eventual ganancia de Colombia si y solo si-ella instrumenta políticas públicas para que esa ausencia de nuestro territorio redunde en su beneficio. En efecto, no es poca cosa que cerca de dos millones de venezolanos que pudieren pensar en contribuir con el crecimiento de su país no piensen hacerlo en cuando menos un año porque consideran que las condiciones económicas del mismo lo impiden.
Asimismo, tampoco es poca cosa que cerca de 1,4 millones de esos migrantes sean gente preparada en la cual Venezuela invirtió tiempo y dinero y sus conocimientos no estén a su disposición por la distancia, pero tampoco Colombia los utilice debidamente por las restricciones que mantiene en lo relativo a competencias y a homologación de títulos pues ella considera que la única experiencia válida es la adquirida dentro del territorio nacional.
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Si se analiza con detenimiento las cifras, una conclusión salta a la vista: ambos países están perdiendo y en la misma medida los migrantes que en Colombia se encuentran y sus familias en Venezuela, circunstancia esta última que queda de manifiesto si se observa que solo dos de cada diez migrantes están enviando remesas al país, cuando anteriormente eran cuatro de cada diez.
A ambos lados de la frontera hay trabajo por hacer. Del venezolano, cambiar las políticas públicas que han originado la migración, lo cual uno aspiraría que fuere acompañado de un cambio de gobierno. Lo cierto es que, según medios internacionales, en materia económica ellos observan modificaciones favorables en tanto que, del lado colombiano, queda realizar los ajustes necesarios que permitan reducir, por una parte el índice de desempleo venezolano – que es casi el triple de los colombianos, dado que éste para agosto era de 12,3% según el mismo DANE -, lo cual se logra implementando políticas que minimicen la xenofobia así como reconociendo las competencias y experiencias adquiridas fuera de las fronteras colombianas y facilitando la homologación de títulos pues el procedimiento vigente y, especialmente, el tema de la apostilla, lo dificultan supremamente.
Como siempre afirmamos, la migración es una oportunidad en tanto y en cuanto el país receptor así lo quiera. Como consecuencia de la situación venezolana – que, si no varía, originará que el plazo de estancia de quienes aquí se encuentran y de los que lleguen se extenderá- Colombia ha recibido personal con experiencia, conocimientos y estudios que, lamentablemente para ella y para los migrantes, está desaprovechando, lo que creo debe obligarla a hacer los ajustes correspondientes para que la misma les reditúe en mayor proporción. Es una respetuosa observación.
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*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural