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La vuelta a la calle por parte de la oposición liderada por Juan Guaidó parece ser, por ahora, la única salida para presionar la transición política.
El pasado 9 de marzo, la Junta Directiva de la Asamblea Nacional de Venezuela, bajo la presidencia de Luis Parra, escogió el Comité de Postulaciones del Consejo Nacional Electoral – CNE -, lo que prácticamente cerró el camino para unas elecciones legislativas libres en el vecino país. En ese escenario, la vuelta a la calle por parte de la oposición liderada por Juan Guaidó parece ser, por ahora, la única salida para presionar la transición política.
A diferencia de Colombia donde existen tres poderes públicos – ejecutivo, legislativo y electoral – la Constitución de 1999 de Venezuela reconoció dos poderes más: el poder electoral y el poder ciudadano. La cabeza del primero de estos dos, el Consejo Nacional Electoral, ha estado en el centro de la discusión sobre la transición política de Venezuela puesto que a él le compete la organización de todo lo concerniente a las elecciones legislativas de diciembre de este año (creación del registro electoral, conteo de votos, regulación del financiamiento de las campañas). Sin embargo, dado que este órgano está en manos del chavismo desde 2006, no es garante de elecciones libres y transparentes. De allí que su renovación fuera una demanda de la oposición al régimen de Nicolás Maduro en la mesa de negociación de Barbados.
Después de la ruptura de esas negociaciones, el régimen planeó la forma de bloquear el recambio del CNE apoderándose de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional (AN). Esto se concretó en enero mediante la fuerza y la cooptación de un sector de la oposición en cabeza de Luis Parra. Con Guaidó fuera de la AN pues no se le permitió entrar al recinto y con Luis Parra en la presidencia de la misma, la espuria Junta Directiva de la AN ejerció su función constitucional de liderar el proceso para escoger el Comité de Postulaciones que se encargará de evaluar la hoja de vida de los postulados a rectores del CNE, que luego serán elegidos por la plenaria del legislativo.
Como de antemano se sabe cuál es el resultado, Juan Guaidó tomó el único camino posible después de cerrado el de las elecciones libres y también el de la descabellada idea de la intervención externa liderada por los Estados Unidos de la que ese país se ha venido desmarcando: la vuelta a la calle. Para ello diseñó una nueva estrategia que se inauguró con la marcha de este 10 de marzo, cuyo eje central es el Pliego del Conflicto Común Unificado: una lista de demandas de múltiples sectores alrededor del cual se pretende articular todas las fuerzas del país.
Como el régimen sabía que ésta era la salida hacia la que había acorralado a su opositor, se preparó para responder. En las últimas semanas, el gobierno relanzó los Cuadrantes de Paz, espacios donde confluyen fuerzas policiales, militares, consejos comunales y en general ciudadanos con el fin de prevenir la delincuencia. Pero es de esperar que se trate más bien de una nueva forma de controlar la organización de la oposición al igual que el recientemente creado Cuerpo Nacional Especial Contra el Terrorismo. Así las cosas, es presumible que el gobierno aumente la represión para subir los costos de la estrategia de calle de Juan Guaidó.
*Martha Lucía Marquez, Directora del Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR, Pontificia Universidad Javeriana, @MarquezMartha. Y Alejandra Lara Merchán, Estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, practicante del Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR.