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Tener dos opiniones sobre un mismo tema a cualquiera le trae problemas. Lo menos que se observa es contradicción. Es eso lo que uno en la distancia y rápidamente puede concluir respecto de la posición del Reino de España en sus relaciones con Venezuela.
El gobierno español, en febrero del año pasado, reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado de mi país. A un año de esa declaración, con ocasión del arribo a tierra hispana de la señora Delcy Rodriguez, alta funcionario del régimen del señor Maduro, quien por acuerdo de la comunidad europea no puede entrar al territorio de la misma, en una de las tantas explicaciones que el gobierno ha dado sobre esa visita, afirmó que Guaidó era líder de la oposición y presidente encargado.
No se detiene la dualidad allí; por una parte, el señor Maduro tiene representación diplomática en Madrid y el señor Guaidó la tiene personal. En el entretanto, los hijos de los jerarcas del chavismo que allá residen y algunos connacionales muy bien vinculados a negocios con esta estirpe hacen ostentación de fortunas inexplicables sin que uno sepa siquiera si la rama impositiva de la administración española está haciendo alguna preguntilla al respecto.
Lo cierto es que, cada vez más, a España llegan venezolanos a solicitar refugio. Huyen ellos de algo que quizás ahora el gobierno español no ve dada la circunstancia de su actual integración: nuestra crisis humanitaria y política, reflejada por cierto – otra dualidad – en que, en la residencia del embajador español en Caracas, se encuentra Leopoldo López.
Mientras todo eso ocurre, la petrolera Repsol continúa en nuestra tierra venezolana haciendo los negocios propios de su objeto social y las familias de aquellos migrantes que, hacia los cincuenta del pasado siglo llegaron a Venezuela, se desintegran por el retorno obligado de muchos de sus nietos a la madre patria.
La estrategia adoptada por el señor Sánchez es tan dual que, en su propio partido – PSOE – , dos ex presidentes -Felipe González y Rodriguez Zapatero – tienen respecto de la situación venezolana opiniones completamente contrarias.
Aún cuando suene un contrasentido, uno aspira que España pueda convertirse, por sus estrechos vínculos con Venezuela, en el centro de solución de nuestro conflicto político. Para ello, probablemente debería resolver la dualidad existente, mas dados los tiempos que corren en este mundo de hoy, no sería sorpresa que mantuviera la misma. En todo caso, si lo acordaren y con ello lograren que se destrabe la situación que nos afecta, desde todas partes del mundo lo agradeceríamos.
*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente de AsoVenezuela, @barraplural