Voz venezolana: el escenario completo

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Este artículo constituye un comentario al artículo Venezuela ayer y hoy del profesor Medófilo Medina.

Se publicó el 23 de agosto 2020 un artículo del profesor Emérito de la Universidad Nacional Medófilo Medina y PhD en historia titulado
 “Venezuela ayer y hoy”.

Se describen hechos y situaciones relativas a mi país que, por algunas omisiones o errores, pudieren darle al lector una visión errada de la situación venezolana.

He escrito previamente que una de las misiones que me propuse al salir al exilio era informar sobre lo que nos pasó a nosotros para que otros no lo repitan. La columna me ayuda a ello. Permítaseme entonces algunas precisiones:

i.- Se menciona que mediante facultades extraordinarias en noviembre del 2001, Hugo Chávez promulgó 49 decretos ley. Sí, ciertamente lo hizo, pero se omitió en el artículo que para su expedición se obvió un pequeño paso previsto en la Constitución: la consulta pública de los mismos. Fue esa una de las causales que originó la protesta pública y la subsiguiente demanda de nulidad, la cual tuvo el mismo resultado que han tenido más del 99% de las acciones que los venezolanos hemos intentado contra alguna decisión gubernamental: fue desestimada.

ii.- Afirma el artículo que las leyes del 2001 aseguraron la nacionalización efectiva de los hidrocarburos. Desconoce el autor dos cosas fundamentales: la primera, que no se puede nacionalizar lo que nacional es. Venezuela nacionalizó la industria del petróleo en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez el 1 de enero de 1976 como corolario a la política de reversión previamente iniciada y ella fue tan exitosa que la empresa petrolera estatal –PDVSA- llegó a ser una de las tres más importantes del mundo. Hoy, Venezuela gracias a la gestión que se busca de alguna manera ponderar en el artículo, produce menos petróleo que Colombia y la producción es realizada, por cierto, por empresas transnacionales en convenio con el Estado. Lo que éste antes hacía solo, ahora, por gestión del chavismo-madurismo, requiere auxilio extranjero.

iii.- Señala el texto que, como consecuencia de haberse vencido la huelga en la industria petrolera, “surgieron las misiones como mecanismos para atender diversas necesidades de la población: la educación, la provisión de alimentos a precios subsidiados (mercal, pdeval)”. Esas misiones existían, con distinto nombre. Fueron creadas en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y mantenidas en el segundo de Rafael Caldera, como medidas de protección complementarias a los paquetes económicos que en esos gobiernos se realizaron, a saber, “El gran viraje” y la “Agenda Venezuela”. Respecto de la educación, lo reitero, el mejor programa que en nuestro país se ha desarrollado, se llamó “Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho”, creado en 1974 por la democracia venezolana. Pretender inferir que es en la gestión Chávez que ella ha tomado vuelo es un grave error. No se puede confundir educación con ideologización.

iv.- Se sostiene en el artículo que: “Hacia el año de 2007, maduró la necesidad de introducir desde el Estado algunas reformas encaminadas a garantizar la sostenibilidad de los cambios que avanzaban y la diversificación de la economía para cuando los precios del petróleo descendieran. Esos movimientos necesarios no se produjeron y de esa forma se dejaron en pie factores de la futura recesión económica”.

La afirmación es incorrecta. Ciertamente, al señor Chávez los venezolanos le negamos la reforma constitucional que propuso ese año, que él llamó “victoria de mierda”-, mas como reacción, con el auxilio de decisiones de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, la implementó, situación que se mantiene al presente.  Los efectos de la misma están a la vista. Venezuela tiene una Constitución y quienes ejercen el poder ejecutan una normativa diferente.

v.- También se afirma: “Cuando a finales de 2003, el comandante Chávez introdujo el control de cambios, esa medida aparecía como imprescindible para responder a la galopante salida de capitales. Esa medida no podía prolongarse más allá de un período razonable. Los diferenciales del precio de las divisas condujeron a que sectores de la burguesía importadora se comprometieran en compras ficticias, sobrefacturación, especulación y fuga de divisas. “La guerra económica” existió y el Estado no acertó a encontrar formas eficaces de controlarla”.

Referente a lo expresado señalo: La salida de capitales, en cualquier país del mundo, es producto de desconfianza y ella sirve también para que muchos se aprovechen. A Hugo Chávez algunos ministros le propusieron ponerle fin y él se negó a ello, destituyendo luego al proponente. Adicionalmente, ese instrumento fue utilizado por el señor Chávez y luego por el señor Maduro como arma política, tal como expresamente lo reconoció quien ha sido – y sigue siendo – uno de los personajes más representativos de esa gestión, el profesor Aristóbulo Isturiz. Finalmente, por lo que se refiere a las prácticas corruptas derivadas del control de cambio, uno lamenta como lector que, dentro de los actores que a ellas contribuyeran no se hubiere hecho mención alguna en el artículo a los funcionarios públicos vinculados a las gestiones de estos cuatro lustros, uno de los cuales – por emblemático – debe ser citado: Alejandro Andrade, encargado del tesoro nacional, condenado en Estados Unidos por recibir un mil doscientos millones de dólares que le fueron confiscados, lo cual ocurrió la misma semana que Colombia se escandalizó porque al señor Samuel Moreno, ex alcalde de Bogotá, le habían descubierto en Miami propiedades por – apenas – setenta millones de dólares. 

vi.- Se menciona en el artículo  los procesos de negociación en los cuales ha estado inmersa la oposición venezolana a partir del 2017 así como a la elección presidencial de 2018 y expresamente se afirma que desde el alineamiento de la oposición con Estados Unidos “se debilitaron los caminos negociados”.

Respecto de los primeros solo se hace referencia a la de Santo Domingo, atribuyéndole el fracaso de las mismas a la oposición, mas nada se menciona de la de Oslo-Barbados, que se frustró por iniciativa del señor Maduro. La objetividad obligaba a señalar ambas. Igual ocurre con lo relativo al alineamiento. No se hace mención ninguna en el artículo del existente entre Caracas-La Habana y ahora más intenso Caracas-Moscú. De haberlo hecho, el panorama hubiese sido completo.

Formo parte de los venezolanos que analiza con objetividad nuestra situación. Reconozco nuestros errores y falencias. Pido a terceros que lo hagan.

No es asunto de ideologías; lo es de personas de carne y hueso que sufren los efectos de decisiones políticas.

*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural

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3 COMENTARIOS

  1. Así se corrige a quien por desconocimiento o conveniencia esgrime falacias requiero de los demás. Dr. Gonzalo, gracias por ser esa voz respetuosa que con justicia y equidad, enseña lo que otros han querido borrar, cambiar o tergiversar

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