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El pasado nueve de enero, el Departamento de Estado norteamericano emitió una suerte de hoja de ruta para el retorno de la democracia a Venezuela.
Como escribí ese mismo día -y no redundaré al respecto-, en ella a mi juicio había una modificación de su similar que propuso la Asamblea Nacional venezolana el primer trimestre del año pasado. Dicho comunicado concluía invitando a naciones amigas a sumarse a la propuesta por presentada y ello ha empezado a cuajar.
El diecisiete de enero, Cancillería de Colombia publicó un comunicado en términos muy similares a los americanos. Quizás una diferencia con el mismo es que hace calificaciones particulares respecto de la gestión del señor Maduro en Caracas –lo que no hizo el norteamericano- mas, en lo sustancial, la propuesta contenida es de similar tenor del primigenio.
Uno de los elementos que me llama la atención sobre el asunto que comento es que el gobierno que hace la propuesta y el primer gobierno que la aprueba –aun cuando expresamente no lo diga- no tienen relaciones ni diplomáticas ni consulares con el señor Maduro. Adicionalmente, son esas dos naciones los mejores socios comerciales que en tiempo pretérito nuestro país tuvo. Ello, a no dudarlo, tiene algún valor.
En todo caso, cualquier observador pudiere estimar que hay allí una seña diplomática hacia Caracas tal como fue solicitada por connotados colombianos meses atrás y lo reiteró el pasado domingo una reputada columnista en el diario El Tiempo.
La hoja de ruta propuesta va a contrapelo del deseo de algunos de mis connacionales, que han manifestado por todas las vías posibles que nuestro problema se resuelva por la vía de las armas, a pesar de que todas las declaraciones que se han emitido desde Europa hasta la América anglo-franco parlante, desde la Patagonia hasta México, si en algo coinciden, coinciden en que nuestra situación debemos resolverla nosotros, políticamente.
Los actores políticos que lideran la crisis venezolana, de un lado y de otro, deben re-estudiar su conducta. Desde el exterior se les está proponiendo alternativas para resolver –políticamente- nuestra situación. La confrontación física y verbal que, en Venezuela, se está desarrollando va en contravía a las propuestas que están en la calle.
Poco a poco, seguro estoy de ello, otros actores se sumarán a la propuesta presentada y no se sorprenda nadie si entre quienes lo hacen hay países vinculados a la gestión del señor Maduro.
*Gonzalo Oliveros Navarro, magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, presidente de AsoVenezuela, @barraplural
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