About The Author
Asistí en días pasados a una interesante conferencia que dictó un distinguido diplomático y militar colombiano sobre Venezuela y la migración del país a Colombia. En ella se hicieron algunas afirmaciones que, en la ronda de preguntas e intervenciones, tuve oportunidad de precisar, como único venezolano que asistió.
Una de las que más me llamó la atención fue que se afirmó de manera rotunda que éramos militaristas, lo cual obviamente no comparto.
Soy un venezolano de su tiempo que, desde octubre de 1979, ha estado vinculado con la docencia en mi país y lo estuve allá hasta julio del 2017, cuando me vine a Colombia, donde con esa práctica he continuado, por lo que creo que algo puedo afirmar al respecto.
Durante esos treinta y ocho años de docencia venezolana, si alguna característica no observé en mis alumnos fue esa del militarismo, muy por el contrario. Ocurre quizás que por las altas funciones que el conferencista ha desempeñado, su contacto personal es con élites venezolanas – civiles y militares – y quizás de ellas derivó la percepción que señaló. Lo cierto es que, si ésa es la circunstancia, esas élites estaban desfasadas.
Tal como lo afirmé en mi intervención, si algún uniforme le gustaría a un venezolano llevar –y seguramente con orgullo lo haría- es el de alguno de nuestros equipos de béisbol – yo nombré a Caracas o Magallanes – y les recordé que Hugo Chávez ingresó a la Escuela Militar, no porque quisiera ser militar, sino porque quería jugar béisbol.
Quizás Colombia tiene en mente como ejemplo de nuestros militares a Pedro Carujo. Total, participó en el atentado septembrino de 1828 contra el Libertador aquí en Bogotá y luego en Caracas le dio un cuartelazo al único presidente civil que tuvimos en el siglo 19, José María Vargas, mas por mi experiencia afirmo que la gran mayoría de los venezolanos nos sentimos mucho más identificados, por ejemplo, con políticos, educadores, ingenieros, médicos, deportistas, músicos, periodistas, abogados e intelectuales, que con los hombres de uniforme y charreteras y mucho más en la actual circunstancia país.
Colombia y los colombianos deben saber quiénes y cómo somos. Eso se los ponemos de presente, explicándoles y comportándonos, pues quienes aquí vivimos somos un ejemplo de la Venezuela actual. Que la desfasada proclama que un hombre de charreteras en Caracas haga no confunda a Colombia. La eficiencia de su actuar lo evidencia el estado actual del país donde ellos tienen la mayor responsabilidad.
Colombia no debe confundir a los militares en Venezuela con los venezolanos. Los hombres de charretera son una excepción y su actual conducta lo evidencia.
*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural