About The Author
¿En Colombia, no se pueden construir espacios donde no se juzguen las actuaciones de quienes piensan diferente?
En Colombia, la xenofobia parecía un tema lejano, pero no es así. Para la época en que los judíos buscaban refugio en diferentes países, como esperanza para salvar la vida, Colombia no fue hospedador, en razón a que impuso restricciones para el ingreso de migrantes judíos que quisieron refugiarse en suelo nacional en vísperas de la segunda guerra mundial 1939. El Decreto 1723 de septiembre 23 de 1938 dictó medidas en lo que se refería a la inmigración y extranjería. El artículo 1º prohibió el ingreso de personas que hubiesen perdido su nacionalidad de origen, o que no la tuvieran, o cuyos derechos civiles y políticos hubieran sufrido limitaciones de cualquier especie que dificultaran o estorbaran su regreso al país de origen; en consecuencia, las personas discriminadas por el nazismo, no podían ser aceptadas en Colombia y, por tal motivo no pudieron ingresar al país en un momento de extrema necesidad.
De acuerdo con la Crónica del Quindío, en una publicación denominada “El antisemita de Donmatías” de Alberto Donadio, el ministro de Relaciones Exteriores de la época, Luis López de Mesa, “en enero de 1939 remitió una circular a los cónsules colombianos en Berlín, Hamburgo y Varsovia solicitándoles que “pongan todas las trabas humanamente posibles a la visación de nuevos pasaportes a elementos judíos”. Un mes después ratificó lo ordenado a los cónsules: “impedir, hasta donde sea humanamente posible, que entren a Colombia judíos rumanos, polacos, checos, búlgaros, rusos, italianos”. La historiadora Lina María Leal entrevistó en el 2006 a Samuel Gutman, quien se radicó en Colombia, y en su momento no pudo conseguir visas para su esposa y sus hijos. Ellos murieron en el campo de exterminio de Treblinka.
Otro antecedente fue que Colombia se abstuvo en la votación del Plan de Partición de las Naciones Unidas que permitió la creación del Estado de Israel, el 29 de noviembre de 1947. Uno de los dichos populares conocidos en el país es “me hicieron la judía”, que se refiere abiertamente a engañar o traicionar, expresión que debería ser eliminada de nuestro lenguaje por estigmatizar al pueblo judío.
(Lea también: Recordando que “el mundo está al revés”)
En un artículo de las Dos Orillas, Iván Gallo habla de Tercera Fuerza en Bogotá, un grupo neonazi violento en Colombia, quienes se reúnen el 20 de abril para celebrar el natalicio de Hitler. Ellos, al parecer, no tienen más de 10.000 miembros, pero son suficientes para causar terror a quienes no compartan sus ideas. Se cree que existen más grupos con ideologías fascistas alcanzando una cifra de nueve, con la participación de jóvenes y adultos.
En 2018 desde la cuenta de la Superintendencia de Notariado y Registro, se publicaron trinos con mensajes de odio a los periodistas Julián Martínez y Daniel Coronell, con expresiones groseras y de odio.
(Texto relacionado: Una lectura religiosa del Medio Oriente)
Es innegable que este espíritu sigue vivo en nuestro país. En el año 2019, fue vandalizado el monumento de la Menorah (Candelabro), que se encuentra en Bogotá en la calle 94, con la siguiente inscripción: “Avenida Estado de Israel”. Sobre ella se dibujó en color naranja una esvástica que se asocia con el nazismo; asimismo, se tachó el nombre de Israel.
(Le puede interesar: #YoMeLaPongo)
El último caso que mencionaré, porque existen muchos más, es el más reciente de 15 de mayo del presente año, expuesto por el señor Gustavo Rugeles, refiriéndose a un “conclave”, definido como una reunión de cardenales de la iglesia católica, denominándole así a una reunión entre Gustavo Petro con la comunidad judía, más adelante replicado por el Presidente Ejecutivo de FEDEGAN, José Félix Lafaurie, con afirmaciones que no tienen consideración ni respeto.
¿En Colombia, no se pueden construir espacios donde no se juzguen las actuaciones de quienes piensan diferente?
En comunicado la Confederación de Comunidades Judías, expresó:
Es indispensable expresar que estas manifestaciones llevan años, desde diferentes esferas del mundo. De hecho, les vendría bien a los funcionarios presentar una excusa pública por los hechos que en el pasado y actualmente han causado tanto daño. Nunca es tarde.
*Sandra Castillo, profesional en derecho, estudios de Maestría en Paz, Desarrollo y Ciudadanía. @sandra_doly
Autor
