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Hasta esta semana era indiscutible que Estados Unidos era, para buena parte de la comunidad internacional, un faro luminoso de defensa de la democracia y la libertad.

Hubo una época en la historia de las relaciones internacionales que, los presidentes o jefes de estado de cualquier parte del mundo, esperaban con sumo interés que el presidente de los Estados Unidos de América les invitare a una reunión de trabajo en el Salón Oval.
Entendían ellos que, a pesar de las diferencias que pudieren existir entre sus países, una invitación como esa implicaba que, civilizadamente, podían discutir las mismas y a pesar de ellas, tratar de llegar a acuerdos que solventaran, en todo o en parte estas. Eso, sin embargo cambió este pasado viernes.
El presidente de Ucrania asistió a una reunión en ese lugar, fue recibido por su anfitrión y en el curso de la reunión en vivo y directo, ante los ojos del mundo, quedaron en evidencia la actitud de ambas partes. La torpeza de las dos pero, sobre todo, que cualquiera en la posición del visitante considerará con reticencia cualquier invitación que se les haga cuando entre su país y el invitante existan diferencias.
No puedo negar que el señor Zelensky no fue el más acertado respecto de la manera como, en el curso de la reunión. Hizo sus planteamientos al presidente Trump, pero es lo cierto que este, coadyuvado por su vicepresidente, hicieron lo indecible para que ello ocurriere, llegando a posteriori, al extremo de solicitar que desalojare el lugar.
Hasta esta semana era indiscutible que Estados Unidos era, para buena parte de la comunidad internacional, un faro luminoso de defensa de la democracia y la libertad, consecuencia de la actuación de presidentes -de ambos partidos- que esos ideales defendieron, pero eso el viernes varió.
Mientras mr. Trump ocupe la Casa Blanca, eso no lo privilegiará su país. A él y quienes le acompañan, les interesan los negocios que puedan producirle a su país los problemas de otros, más nada y lo irónico del caso es que, si Ucrania cae gracias a las gestiones -u omisiones- de la Casa Blanca, Estados Unidos no cobrará un dólar de los que ha invertido en esa guerra iniciada, nadie lo olvide, por el señor Putin, no al invadir Ucrania, sino al desconocer los acuerdos suscritos en los noventa del pasado siglo con ese país, Reino Unido y Estados Unidos para evitar lo que el señor Putin ha hecho.
A partir del viernes 28 de febrero de 2025, el mundo ha cambiado. Quienes, como consecuencia del resultado de la segunda guerra mundial, se acostumbraron a que Estados Unidos les colaborare cuando tuvieren problemas con comunistas o talibanes, para solo citar dos ejemplos, deben tomar sus previsiones pues las cosas no serán como antes.
Finalmente, respecto de Venezuela, lo que vimos el pasado viernes debería llamar a la reflexión a todos los actores, pues sus conductas, ofertas, propuestas y reacciones a los Estados Unidos dirigidos por el señor presidente Trump, tendrán consecuencias, que pagaremos todos, con capital e intereses, quizás usurarios, mientras él o su vicepresidente, dirijan el país.
*Gonzalo Oliveros Navarro, Abogado. Director de Fundación2Países @barraplural