Petro y el cambio

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Es urgente que la sociedad entienda que el cambio es necesario, pero este tampoco es propiedad de nadie.

El primer gobierno de izquierda está dando mucho para el análisis. Es por demás curioso ver a algún sector político congraciarse con los paros. Y de paso, ver al gobierno relativizando el tan defendido derecho a la protesta. En la lectura ideológica de la Constitución Política que hace el ejecutivo, resulta que el derecho a la protesta tiene condiciones y restricciones, lo que resulta por lo menos, gracioso de no ser por los costos económicos de los paros en Colombia.

Por otra parte, se hace necesario parar y tomar aire. Urge ir tomando notas para sacar conclusiones, algunas obvias, eso sí. Conviene entender, por ejemplo, que la corrupción está en todos lados, no sólo en la derecha. Que por noble que sea una idea, aquello no garantiza su éxito. Tómese como ejemplo el Ministerio de la Igualdad y la ejecución de su presupuesto. Que la calle y la protesta no son propiedad privada, es decir, no pertenecen a la izquierda. Que la deuda histórica de carácter social no puede pagarse con pronto pago. En tal sentido, la redistribución es necesaria, pero debe existir una transición.

Y es que esto último ha sido un problema para este gobierno. Sí tomamos en cuenta la reforma a la salud y la transición enérgica, podrá entender el lector a qué me refiero. Es urgente que la sociedad entienda que el cambio es necesario, pero este tampoco es propiedad de nadie. Mucho me temo que la expresión “cambio” quedará marcada según sea la percepción del actual gobierno.

Es también vital entender que debemos hacer algo con la desigualdad. Pero aquello debe ser consensuado y con plazos. El pronto pago no es lo más recomendable. De ahí que, la construcción del cambio toma tiempo, pero no es satanizando, al contrario, es con acuerdo parciales para poder funcionar. Sí decimos que importa tanto la paz, al punto de venderla como total, bien vale regular el lenguaje.

Considero que lo peor que nos pasó fue adelantar la campaña presidencial, y más en un país presidencialista. Tener un presidente en campaña alentando sus bases apelando al discurso del ustedes contra nosotros, con el fin de avivarlos, es complicado. Y más, cuando desde el gobierno se habla de un acuerdo nacional. Como reza el proverbio: “si persigues dos conejos, no atraparás a ninguno”.

Finalmente, en la actual coyuntura pulula el sesgo ideológico. La dispuesta por la narrativa tiene un lugar importante. El gobierno cuenta con cadena pública y un nutrido grupo de personas con experiencia en redes sociales encargadas de contrarrestar a los medios de comunicación de marras. No obstante, en este nivel de crispación y sobreinformación, entre otras, gracias a las redes sociales, cada vez estamos más fragmentados y desconfiados, lo que aumenta la incertidumbre.

Con este telón de fondo, me temo que no vendrá la paz total y mucho menos, el acuerdo nacional.

*Juan Carlos Lozano Cuervo, abogado, con estudios de maestría en filosofía. Es profesor de ética y ciudadanía en el Instituto Departamental de Bellas Artes y profesor de cátedra de derecho constitucional en la Universidad Santiago de Cali. @juanlozanocuerv

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