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Y en nuestros días, es fundamental compartir los valores de la solidaridad con las comunidades y el entorno.

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La idea de la virtud cambia en el tiempo y en las diferentes culturas, conforme la manera como cambia el concepto de lo moral, vale decir, de lo bueno, lo justo y lo bello. En nuestra antigüedad occidental clásica, se otorgó mucha importancia a la virtud apreciada como la plenitud y perfección de la naturaleza humana. Sócrates, Platón y Aristóteles fraguaron sus propios métodos para acceder a una vida virtuosa, plena, verdadera, buena.
Durante la edad media, el cristianismo impuso en buena parte del mundo sus propias concepciones de la virtud que giraban en torno a la fe y a la veneración del dios monoteísta. Conforme a la iglesia católica aparecieron los referentes de la fe, la esperanza y la caridad como virtudes teologales, las que se complementaron con las virtudes cardinales compartidas con otros credos: la templanza, la prudencia, la fortaleza y la justicia.
Virtudes y valores fueron conceptos conformados por la historia de la filosofía. Las primeras, las virtudes, como categorías de alcance casi universal, metafísicas, propias de un ciclo histórico y cultural. Los segundos, los valores, nos refieren a circunstancias más concretas, los valores espirituales, culturales o sociales que guían la marcha de una sociedad o de una institución.
En forma muy general podemos decir que las virtudes nos conectan con un concepto divino, mientras los valores nos remiten a elementos más terrenales.
Y con ocasión de este momento culminante en la vida de nuestros estudiantes y sus familias, que no es una cátedra, podemos referirnos a la axiología, la disciplina filosófica que estudia los valores. Y dentro de ella, a la forma como evoluciona el conocimiento científico de las organizaciones empresariales, eso que algunos han dado en llamar, epistemología gerencial.
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Nuestra Institución Universitaria se ocupa de las carreras y especializaciones que abordan el desarrollo empresarial y su gerencia, el trabajo en equipo para el logro de los objetivos y metas señalados por una organización a través de las funciones de la administración: planear, organizar, dirigir y controlar.
La empresa necesita construir en equipo sistemas operacionales para implantar, preservar y desarrollar los valores de la organización. También los valores éticos de una sana competencia externa en el mercado e interna entre su personal, solidaria y colaborativa, de forma que estos valores sean parte de la filosofía organizacional y, a la vez, compartidos, promulgados y asumidos por todos los miembros de la organización. Y en nuestros días, es fundamental compartir los valores de la solidaridad con las comunidades y el entorno, con la información, la transparencia, el desarrollo sostenible, la sinceridad y la cohesión social propia de una democracia ciudadana.
Y todo esto lo debemos hacer manteniendo una alta correlación con el cambio tecnológico a los acordes del humanismo digital. Para nosotros, el empresariado es una fuerza de cambio y un baluarte del progreso social. Somos parte de la nación y tenemos capacidad autocrítica para exigirnos cada día mayor compromiso redistributivo. Por eso Uniempresarial y ustedes queridos graduandos como nuestros voceros, son un destacamento de vanguardia en la transformación social de Colombia, en el afianzamiento de nuestra democracia de oportunidades y en la construcción de la paz.
Les auguro muchos éxitos. Sean inconformes. No teman al interpelar esta sociedad por momentos patriarcal y momificada. Tampoco sucumban a las prédicas elementales de los ideologismos. Resistan contra la violencia y la intolerancia. Defiendan la inteligencia. Salgan de nuestro claustro para conquistar las tribunas empresariales con arraigo ético y pretensiones.
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*Juan Alfredo Pinto, escritor, economista, @juanalfredopin1.