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Aunque algunos no lo crean la elección presidencial de este año en Venezuela se ganará con votos, no con ofensas.

Seguro estoy que todos los que leerán esta columna estarán de acuerdo con este escribidor en el sentido que cuatro son las operaciones matemáticas elementales, a saber, suma, resta, multiplicación y división.
Tengo igual seguridad respecto de que los mismos lectores coincidirán conmigo en que solo dos de ellas permiten el incremento del bien respecto del cual las mismas se realizan, a saber la suma y la multiplicación.
Al existir esa unanimidad admito que me resulta incomprensible la actitud de parte importante de la oposición venezolana que, obligada a incrementar el número de sus simpatizantes o cuando menos de los simpatizantes a la candidatura de su preferencia, cualquiera que ella sea, denostan de la persona que, por una u otra razón manifiestan opinión contraria a la misma.
Resulta que todos los que así concluyen afirman que quieren recuperar la democracia perdida en Venezuela y acontece que una de las reglas de esta es el respeto a la opinión ajena pero son incapaces de hacerlo. Permeó en ellos la conducta de la dirigencia gubernamental la cual, desde su cúspide, a partir del 2 de febrero de 1999, a eso se dedicó, a maltratar verbalmente al adversario.
Quienes aspiran a dirigir los destinos del país y los que a su lado diariamente se encuentran como asesores o voceros, tienen un solo mercado, el de los electores inscritos en el registro electoral. Son a ellos, a todos ellos, a quienes tienen que convencer. A muchos no se logrará hacerlo pues, por distintas razones, respaldan el accionar gubernamental. Queda entonces el resto y ese es el mercado que se debe atender y no se está haciendo.
Aunque algunos no lo crean la elección presidencial de este año en Venezuela se ganará con votos, no con ofensas. Los primeros se consiguen con propuestas, hasta con halagos, nunca con denuestos respecto de la persona a la que se debería querer convencer. De allí que gran favor haríamos a la causa de la recuperación de la democracia y la libertad que todos recordaremos las lecciones de matemática elemental que en nuestra casa o en la primaria aprendimos.
Quienes se consideran demócratas y en esa actitud se encuentran deberían reflexionar sobre la misma, no sea que, por persistir en ella, al final hagan falta los votos que los ofendidos pudieron sumar.
*Gonzalo Oliveros Navarro, Abogado. Director de Fundación2Países @barraplural