Descentralizar. He ahí el detalle

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“La descentralización es un proceso multidimensional que tiene dinámicas políticas, fiscales y administrativas. En términos generales, y como lo explica Finot (2001), se define como un proceso de trasferencia organizada y ordenada del gobierno nacional o central a otra autoridad o institución subnacional o local, con atribuciones gerenciales y capacidades para administrar recursos humanos, económicos y financieros regionales, departamentales o municipales, con el fin de mejorar la eficiencia del Estado en cuanto a la redistribución social, con programas que enfrenten la pobreza, aumenten la participación ciudadana y reduzcan la corrupción; en definitiva, tiene el propósito de lograr mayor gobernabilidad democrática.” Martha C, Jaramillo. Doctora en Ciencias Sociales. Profesora e investigadora. Universidad Autónoma de Baja California. Tijuana. México.

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Descentralizar es un proceso nada fácil. Implica transferir poder desde el poder central a instancias territoriales. Así muchos se declaren “descentralistas” a la hora de la verdad es poco lo que se hace para ello. El Poder tiene ese “encanto” de que quien lo ejerce difícilmente se desprende de alguna porción de él. Así descentralizar es una proeza que requiere de mucha voluntad política de hacerlo. Se dice que tiene muchas ventajas: aumenta la Gobernabilidad de un territorio, por ejemplo. Pero no es solo concesión graciosa de desprenderse de recursos implica más cosas para no fracasar en el propósito.

Una descentralización que funcione requiere de 3 características para intentar ser exitoso y no “morir en el intento”. Evidentemente supone transferir recursos del orden nacional al territorial. Sin recursos no se puede hacer descentralización. Correspondientemente, requiere transferir competencias. Entonces el Estado Central deja de ejecutar programas y los transfiere a los departamentos y municipios. Pero transferir recursos y competencias debe ir acompañado de desarrollo de capacidad institucional administrativa. Entonces son tres requisitos digamos así para descentralizar de verdad:  Transferencia de recursos financieros, delegación o asignación de nuevas competencias y desarrollo de capacidad institucional (planear, administrar y ejecutar).

Descentralizar tiene fuertes enemigos. Unos, desde la apariencia técnica señalan que es imposible transferir recursos presupuestales, que es insostenible e implica quebrar al Estado central. Otros, señalan que es botar el dinero en manos inexpertas o corruptas. Seguramente hay otros argumentos igual de pesimistas o que llaman al desastre o “despelote” institucional. Desde luego es una apuesta, no exenta de fracasos. Entonces de lo que se trataría es disminuir tales riesgos y hay cómo.

Luis Carlos Galán en varios de sus discursos señalaba que el Estado colombiano no había logrado aún dominar todo su territorio. Algo así como que era más territorio que Estado. Hay áreas del territorio nacional “sustraídas” al dominio del Estado, cooptadas por grupos armados al margen de la ley que trafican rentas ilegitimas. Éste que podría simplemente ser un problema militar, siéndolo también, es ante todo una ausencia de Estado y no como “ejército invasor”, sino como proveedor de un menú importante de servicios para sus habitantes.

Este también ha sido un argumento para “espantar” la Descentralización: el riesgo que existe de apropiación indebida de tales grupos armados de rentas estatales. La estrategia frente a este riesgo es desde luego militar combinada con servicios del Estado y no simple (aunque no tan simple), de ocupación militar estatal.

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Insisto, para descentralizar no solo debe darse la voluntad política de asignar Competencias y los Recursos correspondientes a los Entes Territoriales, esto podría significar un profundo fracaso por la impreparación de tales Entes para asumir tales facultades. Para asumir competencia hay que preparar, capacitar a los nuevos competentes en el ejercicio, hacerles acompañamiento y tutoría. Es disponer de entidades del Estado Central a realizar tal labor. Precisamente muchos fracasos en descentralización ocurren por falta de acompañamiento del delegante, por no prever que los entes territoriales deben desarrollar capacidades para asumir competencias acompañadas de recursos.

Desde luego hay distintos tipos de municipios y departamentos.  Partimos de que el Municipio es la base del Estado. Podría decirse como lo afirmó Alexis de Tocqueville en su famosa “Democracia en América”, lo que no pueda hacer el municipio que lo haga el Estado Central. Se invierte aquí la concepción del Estado que pasa de ser un omnímodo ente a encargarse de lo propio, sin copar al Estado próximo que es el Municipio que está al lado de los ciudadanos.

Tenemos Municipios- Estado como puede ser Bogotá, Municipios rurales pequeños, Municipios Fronterizos y Municipios Portuarios, Municipios Intermedios, etc. Cada uno debe ser visualizado en sus dimensiones para corresponder a sus posibilidades. También existe una posibilidad, que son las asociaciones municipales o mancomunidades, que es la unión de dos o más municipios para prestar un servicio en común. Lo que debe propiciar y facilitar la Ley, ya establecido en la Constitución Política de 1991.

Otro tema de análisis es la categorización de municipios. Actualmente hay seis categorías de municipios que responden a criterios de población (número de habitantes) y presupuesto municipal. Esas seis categorías están subsumidas en 3 grupos así: Grandes Municipios Categoría especial y primera categoría), Intermedios (segunda, tercera y cuarta categoría) y Municipios Básicos (quinta y sexta categoría). Esto se rige por la Ley 617 de 2000. El fortalecimiento de la capacidad institucional de los municipios es una función que debe cumplir el Departamento nacional de Planeación (DNP), con la cooperación del Departamento Administrativo de la Función Pública (DAFP).  Hay que anotar que en nuestro país más del 90% de los municipios están en sexta categoría (la más baja). Esta realidad es un ejercicio de análisis para no hablar en “abstracto” de lo que hay que hacer en términos de desarrollo institucional.

En la actualidad en términos de Entes Territoriales, Colombia dispone de 32 Departamentos,1.101 Municipios, 10 Distritos,20 corregimientos departamentales y 8.059 centros poblados que incluyen caseríos, corregimientos municipales e inspecciones de policía.

El espíritu democrático se ha caracterizado históricamente por la descentralización territorial, como expresión de un gobierno de ciudadanos (as). Sin embargo, si bien ha habido avances aún no se logra romper el Centralismo dominante. Estamos lejos de un Estado fuertemente descentralizado en el sentido de tener un gobierno próximo a los ciudadanos, que se traduce en el fortalecimiento de la Institucionalidad Municipal, Departamental y Regional. Ojalá la iniciativa que se discute actualmente en el Congreso sobre aumento significativo y gradual del llamado Sistema General de Participaciones (transferencias a departamentos y municipios) llegue a buen puerto con la debida claridad de que no se trata únicamente de redistribuir el tesoro público, sino de potenciar el Estado territorial.

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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.

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