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Mayor integración con Asia significa que tendremos fuertes aliados en los escenarios de gobernanza global en occidente y el sur global.
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Desde los 90s, en diferentes instancias nacionales e internacionales, Germán Umaña se ha caracterizado por una férrea defensa de los intereses de la Industria Nacional. Sus preocupaciones frente a las dinámicas del libre comercio no se localizan en la vieja prédica proteccionista sino en las secuelas que en materia de brechas sociales, tecnológicas y económicas ha dejado el modelo neoliberal. Asunto que hoy se discute en todo el orbe, abriendo espacio a variados ajustes en los modelos de producción y suministro así como a nuevas configuraciones geoeconómicas tales como el multi-alineamiento, los modelos de complementariedad y la especialización económica para reconfigurar encadenamientos agregantes de valor, a través de nodos regionales y procesos de near shoring.
Sin desconocer que las plataformas de los TLCs han facilitado para algunos el acceso y la competencia en otros mercados, gracias a la importación de insumos, lo cierto es que el impacto de tales instrumentos como lo argumenta el Ministro no ha sido suficiente. Las herramientas sin lugar a dudas deben complementarse, mejorarse, pero los desequilibrios no sólo son consecuencia de la forma como se negociaron, también de la ausencia por décadas de una política industrial, que terminó minando la capacidad productiva de Colombia.
Lo dicho se evidencia en los precarios resultados en diversificación de la oferta. El 55% de los productos exportables en 2020 fueron bienes primarios, solo el 2% fueron manufacturas con alto contenido tecnológico. Las exportaciones de servicios se quintuplicaron en los últimos 20 años, con un porcentaje del 70 porciento favorable al turismo, una buena noticia, pero este segmento mientras otros servicios de base tecnológica deben alcanzar un nivel de diversificación mayor para asegurar el crecimiento incluyente. Lo anterior no es posible sin innovación y nuevas fuentes de financiación al desarrollo de servicios de tecnologías de información.
El escaso impacto de la inversión extranjera directa en materia de transferencia de tecnología y entrenamiento de talento humano en áreas de conocimiento disruptivas, es decir, aquellas que transforman procesos: (Inteligencia artificial, analítica de datos, servicios digitales colaborativos, entre otros) es otra alerta. La apropiación de tales conocimientos se demanda con urgencia por el aparato productivo colombiano para poder competir en la economía del conocimiento.
Colombia ocupa la posición 56 entre 64 países en el ranking mundial de competencias digitales. La limitada vinculación de nuestras empresas a las cadenas de valor se traduce en que a 2019, sólo el 15% de las exportaciones colombianas fueron utilizadas como insumo en la producción de bienes finales en el exterior, 30.2% menos que los demás miembros de la OCDE. El 63% de las PYMES que exportaron entre 2011 y 2019, lo hicieron lamentablemente sólo una vez. Es decir, los retos del ministro Umaña, quien conoce bien el tejido empresarial, van más allá de los instrumentos de integración económica, él lo sabe.
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Engranaje institucional
La política industrial no es de una cartera ministerial. Tiene ligazón prioritaria con los frentes de I+D+I, con los encadenamientos intersectoriales e interterritoriales. La planeación de una estrategia que saque al país de la primarización básica de su economía demanda sinergias obligatorias dentro y fuera del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Una articulación entre la Política industrial y la política exterior es obvia, pero de difícil materialización. Con la Cancillería, por ejemplo, que debe por fin calificar expertos en diplomacia económica y científica para actuar en consecuencia con los objetivos de desarrollo interno en los escritorios de país y en las misiones en el exterior. Es decir, funcionarios y diplomáticos responsables de una agenda de trabajo y metas medibles que se deben alcanzar junto con los empresarios, escuchando a los gremios que los representan en la defensa de sus intereses, trabajando de manera coordinada y activa con Procolombia, con las cámaras binacionales y con las agencias regionales de promoción. De manera sistemática con universidades y centros tecnológicos capaces de apoyar eficazmente la identificación de estrategias, oportunidades y contrapartes.
Todo ello integrado en un plan exportador que haga parte del Plan de Desarrollo de Colombia a mediano y largo plazo.
Sinergias con los sistemas de Transporte y Minas y Energía, dueños de los portafolios de proyectos de infraestructura con impacto socioeconómico. Esos proyectos son prioritarios para la re-industrialización e internacionalización sustentable del país. Esas iniciativas demandan flujos de cooperación técnica y de inversión extranjera eficiente que con una directriz clara de Estado y con el Ministerio de Comercio e Industria en cabeza pueden materializarse.
Sinergias con MinAgricultura, para apoyar la tecnificación y transformación de la oferta agrícola, con Procolombia, que además de tender nuevos puentes de comunicación y acción entre sus vicepresidencias y gerencias, debe articular dinámicas de mediano y largo plazo con el empresariado colombiano, con las mesas sectoriales de los gremios, las cámaras binacionales y con las universidades. Es vital dejar atrás esa carrera de actuaciones reactivas y de corto plazo frente a las oportunidades que surgen en materia de inversión y exportaciones, para trabajar en el proceso de reindustrialización de Colombia.
Sin desarrollo productivo no hay comercio, sin mejoramiento de la calidad no hay acceso, sin reciprocidad efectiva la competencia es desigual. El ministerio de Germán Umaña puede volver a tomar el control de los mecanismos de nivelación del comercio, de manera técnica y objetiva, sin delegar, como en el caso de los procesos antidumping en instancias colegiadas que no logran conectarse con las necesidades industriales.
Una estrategia con Asia basada en el Multi-alineamiento
Asia, el lugar dónde se instala de manera creciente la nueva riqueza y en dónde está localizada el 60% de la población mundial, es el escenario de transformación industrial de más rápida consolidación en la historia de la humanidad. De las 20 economías que más crecen, siete son asiáticas, todas potencias emergentes que definen una nueva geografía económica y política.
El Ministerio de Germán Umaña va a tener la oportunidad de liderar la primera estrategia activa de integración económica con ese continente. Priorizando el interés nacional y con una orientación de multi-alineamiento selectivo que requiere tratamientos diferenciales, y, en consecuencia, conocimiento profundo de esos mercados. El Estado debe definir rápidamente qué países serán sus socios estratégicos, para qué y cómo. La diplomacia de las regiones debe fomentarse, mirando al Asia como referente en temas críticos: la gestión de movimientos migratorios, los clúster o sistemas regionales de localización empresarial, y la seguridad alimentaria.
Así como China, India, Corea, Japón o la gran Turquía lo demandan cuando de acceso a sus territorios se trata, aquí se debe comenzar a estudiar cómo constituirlos en aliados del desarrollo productivo de Colombia, en aliados para el beneficio recíproco. No pueden convertirse en sinónimo de extractivismo y desplazamiento de la oferta local, pero si en socios para el desarrollo de la producción farmacéutica, agroindustrial, para el desarrollo de la industria de astilleros, de los clúster aeroespaciales, de partes y servicios para vehículos eléctricos, y de clústers para la internacionalización de servicios tecnológicos para los negocios.
Mayor integración con Asia significa que tendremos fuertes aliados en los escenarios de gobernanza global en occidente y el sur global. Por lo que al gobierno de Gustavo Petro en cabeza del ministro de Comercio, Industria y Turismo le corresponderá crear una instancia estratégica de alto nivel para orientar la política económica de las próximas décadas con los países asiáticos, un organismo que involucre a actores estatales y no estatales. En gran medida le corresponde al nuevo ministro y a su equipo, recuperar las décadas perdidas en nuestra integración con Asia, el continente dueño de un siglo que comenzó hace 22 años.
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*Soraya Caro Vargas. Doctora en ciencias políticas de la Universidad Indira Gandhi National University de Nueva Delhi. Directora Centro de Estudios sobre India y Sur de Asia (Cesicam) de la Universidad Externado de Colombia.