Inversiones forzosas, ¿por qué no?

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Lo cierto es que Gustavo Petro, el presidente economista no puede desconocer que financiar la economía tiene muchas formas y matices.

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El solo nombre “forzoso” en el mundo de las inversiones es hostil. Las hay también sustitutivas de lo forzoso o del encaje que también son obligatorias pero lo único cierto es que no son ningún nuevo invento: están vivas y se llaman TDA (títulos de desarrollo agropecuario) y nadie las cuestiona. Y si se quiere las hubo desde siempre pues con ellas se financió una gran parte del impulso de la economía en el siglo pasado. Era la época que se denomina represión financiera a cambio de lo que se celebró desde los años 90´s hasta mediados del 2008 con la denominada “liberación financiera” que dio al traste por el abuso de los negocios sub-prime; innovaciones financieras sin control que condujo a una crisis catastrófica.

¿Pero qué quiere el gobierno de Petro? El discurso político de Petro anunciando lo que aún no se elabora ni se soporta con estudio alguno es un flaquísimo favor a una política económica que exige de datos y teorías, pues la financiación de la economía en sus distintas modalidades no apareció en agosto del 2022.  Y claro, la puesta en escena “inversiones forzosas” es capturada por una discusión que ni es política ni es popular si eso se busca. En esta la argumentación que es inevitablemente técnica se diluye en adjetivos y memes propios de las redes sociales o en los temores infundados de un periodismo o análisis liviano, que de nuevo conjuga el verbo expropiar con ideas apretadas y sin causalidad alguna.

 Tamaño lio de tomarse la palabra a cambio de likes.

Lo cierto es que Gustavo Petro, el presidente economista no puede desconocer que financiar la economía tiene muchas formas y matices. Pero lo que al parecer sí desconoce es que el sector financiero no tiene hoy en día limitación de recursos y, más importante aún, que si se trata de obtener recursos hay múltiples formas de lograrlo además de las inversiones forzosas: Crédito de organismos multilaterales, créditos de bancos extranjeros y sin olvidar que la naturaleza de la banca es CREAR dinero, existen fuentes de financiación con herramientas de desintermediación bancaria que son infinitas y útiles.  Además, en Colombia, se viene consolidando una potente palanca financiera de la mano del poderoso grupo Bicentenario que reúne toda la estructura financiera del Estado colombiano con $183 Billones de activos y participa del 7% del sistema total.

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En la versión de la economista Mazzucato la variable a trabajar son las alianzas entre el Estado y la economía privada, lo cual nos lleva a pensar en Fondos de inversión mixtos, en estructuras de inversiones alternativas, en recursos para inversión con herramientas que desintermedian la banca y abaratan las operaciones. Y si se trata de los sectores vulnerables o la economía popular tenemos que voltear a ver de nuevo al profesor YUNUS que nos ha dicho -y esto debe entenderlo Petro y su gobierno- que hay que crear estructuras financieras sostenibles pertinentes a propósito de un banco para pobres sin el modelo del banco para ricos. Subsidios es una palabra muy débil en el engranaje económico sostenible que solo puede servir de impulso inicial de algún proyecto.

Si, claro que una inversión “obligatoria” puede potenciarse: que si es obligatorio su volumen no impacte, en todo caso, en la estabilidad del ahorro del público en los peores escenarios improbables, que sean recursos sustitutivos del encaje o computables, si se quiere, con la sobretasa a la renta que se impuso a la banca y que no deje más dudas sobre un manejo responsable y eficiente; pero, más que eso, y antes que volver al pasado y superado esquema de la represión financiera, que proponga, eso sí, un plan creativo, emprendedor y que le dé un nuevo sentido a la financiación en Colombia si del CAMBIO se trata.

Caminos hay, desde la concertación, uso de la experiencia y la creatividad, mucho más adecuados que el camino político de la extrema derecha-extrema izquierda, el cual mira desde siempre a la Banca como algo sospechoso, parasitario y especulativo, al que hay que quitarle “algo” y que le ha servido a las peores versiones de la política a construir bases populares: Hitler atacando la usura y expropiando la banca judía o los marxistas que cabalgan en las plazas con la pobre y vieja versión del capital financiero de hilferding.

Hoy la Banca es una potencia que MUHAMMAD YUNUS parece que sí descubrió y la propuesta para el país es el Estudio de un Fondo de Inversión que conjuga Banca- Estado-inversión privada-inversión multilateral y cuyo propósito sea la creación de un Banco social y seguramente que ahí entran con alegría las inversiones como el anillo “obligatorio” de una boda.

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*Gabriel Suárez. Economista. Socio de Márgenes SAS

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