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La urgencia del país está en implementar una reforma que proteja la calidad del empleo, disminuya la informalidad y aumente la demanda de trabajadores.
La reforma laboral anunciada por el Gobierno del Pacto Histórico acierta en la protección que necesitan los empleos formales y en el reconocimiento faltante a las relaciones laborales encubiertas por contratos por prestación de servicios, aunque carece de un enfoque de generación de empleo y disminución de la informalidad. La recuperación de la remuneración completa de domingos y festivos al igual que del recargo nocturno a partir de las 6pm es una apuesta coherente con los objetivos relativos al trabajo decente considerados en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Si bien es cierto que dicha medida aumentará los costos para los gremios de comerciantes e industriales, la solución está en aumentar la productividad empresarial al tiempo que son protegidas las condiciones laborales. No hay una relación causal entre el aumento de los costos laborales y la disminución del empleo formal.
La discusión no debe estar centrada en una supuesta contradicción entre garantizar las condiciones laborales de los empleados e insertar en el mercado laboral a los desempleados. Por el contrario, la urgencia del país está en implementar una reforma que proteja la calidad del empleo, disminuya la informalidad y aumente la demanda de trabajadores. Considerando que la baja productividad es una característica del sector informal, como lo señala la Cepal, que cobija el 85% de los trabajadores en microempresas, la generación de incentivos eficientes para pasar a la formalidad es uno de los elementos faltantes. Estrategias como incluir beneficios monetarios y apoyo a la bancarización de las empresas que se formalicen han mostrado efectos positivos en estudios realizados en Sri Lanka.
El aumento de la productividad es el gran reto que debería asumir adicionalmente la reforma laboral y, especialmente, la política macroeconómica nacional. En un contexto donde el mercado laboral no ha logrado acoger no solo a la fuerza laboral poco cualificada, sino también a jóvenes profesionales, la atención debe incluir el liderazgo del Estado para potencializar las inversiones en tecnología y apoyar la capacitación en procesos de gestión que pequeñas y medianas empresas necesitan para mejorar su producción. Es esto último lo que conllevará a la generación de empleo formal. La reforma no está desconectada de la realidad pero debe tener también un enfoque de generación de empleo y disminución de la informalidad a través del aumento de la competitividad empresarial.
*Marlyn Vanessa Vargas, profesora universitaria de Economía, Mg en Economía de la Université Paris 1 y en Estudios internacionales de la Université Paris 3, @MarlynVargasR