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“Un matemático empieza con un problema y crea una solución; un asesor empieza ofreciendo una ‘solución’ y crea un problema“
“Un profeta no es alguien con especiales visiones, simplemente alguien ciego a la mayor parte de lo que ven los demás”.
“Sabemos por la teoría del caos que incluso si tuviera un modelo perfecto del mundo, necesitaría una precisión infinita para predecir eventos futuros. Con fenómenos sociopolíticos o económicos, no tenemos nada de eso”. Nassim Nicholas Taleb. (1960 Economista, Financiero, libanés/estadounidense).

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Estamos en tiempo de elaboración de planes de desarrollo a nivel de municipios y regiones. Es de ley hacerlo y hay tiempos precisos para ello. Los alcaldes municipales o distritales deben dirigir su elaboración incorporando su programa a ellos y presentarlo al concejo respectivo, para su discusión y aprobación y constituirlo en la carta de navegación para su mandato de cuatro años. Debe armonizarse con el plan de Desarrollo Nacional y Departamental, en el caso de Bogotá por su régimen especial solo con el Plan Nacional de Desarrollo.
La planeación se considera hoy en día indispensable para la gestión pública. Sin embargo, hay discusión, de pronto más académica, sobre las dificultades de planificar y la rigidez que supone, por ser mandato legal, su cumplimiento. Como el origen de la planificación proviene de los regímenes otrora socialistas, hubo oposición a ese instrumento por parte de sectores neoliberales que confían más en la sabiduría reguladora del mercado que en los planes direccionistas emanados del Estado. Hay autores que han intentado desde la economía, conjugar la rigidez de una norma como el plan, con la flexibilidad de las situaciones específicas y por ello economistas como Carlos Matus (1931-1998, chileno. Ministro de Economía de Salvador Allende) plantearon resolver estas dificultades a través de un nuevo enfoque y una metodología con lo que él llamó “planeación estratégica situacional”.
Digo estas cosas aludiendo a una metáfora que el economista Nassim Taleb, llamó el “cisne negro”. para aludir al impacto de la ocurrencia de lo altamente improbable. Y la circunstancia de lo recientemente ocurrido en Bogotá, en donde el alcalde Carlos Fernando Galán se vio abocado a una situación imprevista y altamente demandante de atención inmediata, una especie de suceso que podemos llamar Cisne Negro. Fue el caso de los incendios forestales en los cerros orientales de Bogotá. Ese nombre dado por el economista Taleb proviene de una metáfora para llamar a los hechos improbables, no advertidos, incidentales, “impredecibles en prospectiva y predecibles en retrospectiva, pero que ocasionan un gran impacto”. Utilizó esa metáfora por el hallazgo en Australia de cisnes negros, cuando siempre se consideró la sola existencia de cisnes blancos.
Considero que en estos procesos de planeación conviene resolver aspectos que el mismo proceso puede colocar en situaciones en donde o se hace contundente el mandato o se hace flexible. No es un énfasis fácil de asumir. Ambos tienen consecuencias. El primero, porque cierta cultura de la ley, su obligatoriedad, hace que cumplirla sea perentorio. El segundo aspecto es porque no todo se puede prever o a veces las situaciones cambian y lo normado se queda corto o desfasado o inadecuado. No es fácil entonces la tarea de la planeación, su finalidad es reducir la incertidumbre, o sea como conducimos hacia un futuro deseable o promisorio, o prometido
Taleb expone lo que podríamos considerar riesgos de diseñar el futuro y a la manera como lo señalaba el filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626) hace varios siglos, hay trampas en el entendimiento (idolas o ídolos los llamaba metafóricamente), estos sesgos o riesgos los produce el error de la confirmación, la falacia narrativa, como los sentimientos interfieren en las inferencias y el problema de las pruebas silenciosas.
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El error de confirmación hace referencia a que sólo confirmamos lo que sabemos y no nuestra ignorancia. La falacia narrativa significa que nos apoyamos más en la secuencia de hechos sin tejer una explicación sobre ellos, simplemente una narrativa. Cómo los sentimientos y las ideologías se entrometen en nuestras inferencias. El problema de las pruebas silenciosas, o los trucos que la historia emplea para ocultarnos los cisnes negros.
Pareciera ser que estoy afirmando que la planeación es un engaño a nosotros mismos y a los demás. Que crea falsas ilusiones en un mundo que quisiéramos que existiera, pero de pronto solo podrá existir en nuestra mente, quizás la utopía. Desde luego no lo es. No abogo por el pragmatismo, más bien propongo acudir más a la evidencia e intentar hacer el ejercicio de que ocurriría si lo improbable se diera y que pasaría.
Taleb, también planteó una tercera metáfora: la de los cisnes grises. Resulta que, para este autor, los cisnes negros surgen porque “ignoramos las fuentes de la aleatoriedad”. Nos dice el autor (y vale el color), un cisne gris se refiere a “sucesos extremos modelables”. O sea, son imprevistos que se podrían prever. Un cisne gris, es una forma de decir que los “cisnes negros” deben intentar ser reducidos, desde luego, por quienes tienen responsabilidades ya sea gubernamentales o privadas.
El autor de El Cisne negro (editorial Paidós, Barcelona, 2011) Nassim Nicholas Taleb, “Ofrece como idea central del texto la ceguera del pensamiento de las personas ante acontecimientos aleatorios en un mundo donde impera lo desconocido. La obra destaca la importancia de prestar atención no solo a los datos distribuidos dentro de la normalidad sino también a aquellos que se encuentran en los extremos por las grandes consecuencias tanto negativas como positivas, que pueden generar”.
El ejercicio de planeación no es una tarea exclusiva de sabios y técnicos, éstos juegan un papel muy importante especialmente por la posibilidad de recurrir a datos e interpretarlos, tanto los que favorecen como los que desfavorecen, pero también debe concurrir el diagnóstico empírico basado en la experiencia y la vivencia de las comunidades y sus representantes, ambas “palabras” tienen un gran valor, asignándole desde luego la decisión a quienes las deben tomar institucional y democráticamente.
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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.