Puentes rotos y estómagos vacíos: El hambre como arma de guerra

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Es imperativo que el mundo no permanezca en silencio ante tales transgresiones, pues la implementación del hambre como arma de guerra podría llegar a convertirse en un evento reiterativo.

Las acciones perpetradas por Israel contra Palestina constituyen una violación flagrante y atroz de los derechos humanos. Más allá del uso de armas y la evidente supresión cultural, su táctica de generar inseguridad alimentaria agrava aún más la crisis. Esta estrategia busca socavar la resistencia palestina, sumiendo a la población en condiciones inhumanas y causando un sufrimiento innecesario e intolerable. Para el 6 de diciembre de 2023, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas reveló cifras alarmantes: 9 de cada 10 hogares en el norte de Gaza y 2 de cada 3 hogares en el sur de Gaza habían pasado al menos un día y una noche enteros sin alimentos, lo cual pone de manifiesto la grave situación que enfrenta la comunidad palestina, afectando especialmente a grupos vulnerables como ancianos, mujeres y niños.

Según Omar Shakir, director para Israel y Palestina de Human Rights Watch, estos terribles sucesos no son fortuitos, sino el resultado de la política sistemática de Israel de privar a la población de Gaza de alimentos y agua, la cual varios funcionarios israelíes han respaldado, evidenciando una clara intención de someter a la población civil a la hambruna como método de guerra. Es por esto que, por encima de cualquier ideología, lo más lógico ante lo que se está presenciando es condenar al Estado de Israel, estas acciones son completamente ilegales según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que establece que privar deliberadamente de alimentos a la población civil constituye un crimen de guerra.

Sin embargo, el uso del hambre como forma de guerra va más allá de las restricciones de acceso de alimentos y recursos básicos al territorio palestino: Israel ha acabado también con la infraestructura agrícola palestina. Informes del Movimiento Campesino Internacional, desde el 2009 reportan la destrucción del sector agrícola de la Franja de Gaza por la agresión israelí, y que, las afectaciones van desde la remoción de tierras de los regadíos, el desarraigo de árboles y el daño de cultivos, hasta la demolición de invernaderos y establos. Los bombardeos y restricciones militares a la tierra agrícola palestina han resultado en el debilitamiento económico de las comunidades y en crisis alimentarias. En lo que va del 2024, Israel ha sostenido los ataques contra tierras agrícolas en Gaza y el Líbano, un aumento de los bombardeos transfronterizos y el lanzamiento de cohetes desde el 7 de octubre ha provocado incendios en una zona agrícola clave del Líbano que han arrasado los olivares y las comunidades agrícolas cercanas, informa la organización “Save the Children”.

Es fundamental enfatizar en que estos hechos no son algo nuevo, los bloqueos impuestos por el Estado de Israel en la Franja de Gaza han generado una persistente crisis económica para la población palestina. De acuerdo con el Órgano de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas, la economía de este territorio se encontraba ya afectada antes de la crisis ocasionada por las intervenciones militares israelíes, debido a los bloqueos, las pérdidas territoriales provocadas por las ocupaciones israelíes, la reducción de la ayuda humanitaria exterior que sólo se incrementó con los bombardeos iniciados a mediados de octubre del año anterior, así como el aumento de la deuda pública y privada. No obstante, con el estallido del conflicto, la economía de los palestinos en Gaza ha alcanzado niveles incluso inferiores a los registrados en 1994, antes de que la Autoridad Nacional Palestina recuperara aproximadamente el ochenta por ciento de las tierras ocupadas por Israel, según los Acuerdos de Oslo de ese año. En la actualidad, la población de Palestina, concentrada mayormente en el sur de la franja, en la ciudad de Rafah, depende en gran medida de la ayuda humanitaria proporcionada por la Unión Europea y las Naciones Unidas. Sin embargo, incluso esta asistencia no siempre llega de manera efectiva a manos de los civiles gazatíes afectados por el conflicto.

Teniendo en cuenta lo mencionado, es plausible afirmar que Israel continúa violando el derecho internacional en múltiples formas, que van desde la ocupación de territorios hasta acciones militares controvertidas y el uso del hambre como instrumento beligerante. Es imperativo que el mundo no permanezca en silencio ante tales transgresiones, pues la implementación del hambre como arma de guerra podría llegar a convertirse en un evento reiterativo. Siendo así, todos, como comunidad internacional, debemos apostar no solo a la condena de tan barbáricos actos, sino a la concientización en aras de su no repetición. Además, es menester hacer cumplir las instituciones y los acuerdos establecidos por la paz y el bienestar de las poblaciones afectadas.

Nota: Este texto fue escrito por María Carolina Beltrán Gutiérrez, Carlos Córdoba Palacio y Sara Ortega Meza, estudiantes de Relaciones Internacionales.

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