Tejero

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Un fantasma recorre España. Es el de Antonio Tejero.

(Lea también: Consulta)

En febrero de 1981, Antonio Tejero, teniente coronel de la Guardia Civil española ingresó a una sesión de las Cortes españolas -su parlamento- donde se estaba por elegir presidente del gobierno. Su objetivo era sustituir el nuevo régimen iniciado como consecuencia de la muerte de Franco, evidenciado en la Constitución de 1978.

Tejero, sus acompañantes y superiores implicados en el complot, fueron derrotados especialmente por la conducta que en el momento asumió el rey Juan Carlos.

Hoy, ese fantasma está presente en España,  vista las decisiones que ha prometido adoptar el señor Sánchez a algunos de sus socios de investidura para garantizarse esta,  las cuales,  a juicio de adversarios, de compañeros de la vieja guardia del partido -Felipe González y Alfonzo Guerra por ejemplo- y  de buena  parte de la institucionalidad hispana que ha opinado sobre los acuerdos, contravienen la Constitución.

Así escrito, no habría problema alguno pues quedaría en manos del poder judicial la solución del conflicto, más ocurre que dentro de los acuerdos aprobados para ser elegido presidente del gobierno, está una suerte de sujeción de los jueces al poder legislativo, lo que es absolutamente incompatible con el texto constitucional. A esto se suma que,  en la legislatura recién finalizada, se hicieron en el tribunal constitucional y en la fiscalía general, designaciones de personas muy cercanas al gobierno Sánchez que, a juicio de muchos, ponen en tela de juicio las decisiones que en las respectivas instancias se adopten.

Si a esa situación se agrega la crispación diaria existente en el país producto de la extrema polarización política inducida desde el Palacio de la Moncloa, sede del gobierno, no puede extrañar el documento que un grupo de militares retirados ha suscrito llamando a la intervención de sus pares activos, fundados en el artículo 8 de la Constitución del país, que le atribuye a la fuerza armada el carácter de policía  -garante- de dicho cuerpo normativo, así como de la soberanía, independencia e integridad territorial. A esa exigencia, según leo en medios españoles, debe sumársele la decisión que adoptarían  las altas autoridades militares catalanas si se aprueban los acuerdos suscritos por el señor Sánchez y sus aliados, en el sentido de solicitar, de alguna manera, ser relevados de sus cargos, por no compartir las mismas el tenor de dichos acuerdos, al estimar que contrarían el texto constitucional.

(Texto relacionado: La Consulta)

Seguramente se afirmará que la Unión Europea no admite en su seno actuaciones como esa. Más lo cierto es que las normas que la regulan tampoco permiten adoptar políticas como las que han acordado  el gobierno polaco respecto del sistema de justicia o el  húngaro atinente a derechos fundamentales  contrarias a disposiciones comunitarias y allí se encuentran sus líderes ejerciendo el poder, como lo aspira a ejercer el señor Sánchez, a pesar de que los acuerdos que facilitaron su elección contienen disposiciones que afectan al poder judicial y el principio de  igualdad ante la ley de los ciudadanos españoles.

Lo que ocurre en España es de sumo interés para nuestros países americanos.

La extrema polarización que observamos en algunos de ellos, donde quienes gobiernan hacen ver como enemigos a quienes le adversan y estos por reacción natural hacen lo propio, puede conllevar a situaciones que, en democracias normales serían inaceptables. Ello debería ser motivo de reflexión para el liderazgo responsable de cada uno de nuestros países pero, vista la conducta que uno observa, es mayor el pesimismo que el optimismo.

Mientras escribo, continúan en España masivas movilizaciones contra los acuerdos que facilitaron la investidura y reacciones de distintos socios comunitarios manifestando inquietud por las mismas. Todas las anteriores, la verdad sea dicha, han sido desestimadas por el gobierno español para el cual, lo fundamental, es ejercer el poder.

La decisión adoptada está semana por los diputados españoles ha abierto una caja de Pandora que puede traerle a España graves problemas, en especial, el fantasma de Tejero. Esperemos a ver la reacción del Rey Felipe si se produce una situación como la que vivió su padre o si se le pone en el entrevero de desconocer sus propias palabras de octubre de 2017 cuando criticó severamente conductas que hoy se  pretenden amnistiar.

(Le puede interesar: Días de elecciones)

*Gonzalo Oliveros Navarro, Abogado. Director de Fundación2Países @barraplural

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