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Dicen que la marihuana es medicinal, pregúntemelo a mí, yo puedo dar crédito de ello porque cada vez que fumo un porro mi habitual huraño se convierte en risa estentórea e incontrolable al ver, por ejemplo, a miles de empobrecidos y embrutecidos que luego de marchar meses atrás en contra de la reforma laboral advierten ahora que los congresistas que los convocaron se aprobaron un aumento de cinco millones y medio a su estipendio; un solo pitazo me basta para relajar los músculos tensos, muy tensos al advertir a Vicky Dávila haciendo acrobáticos montajes circenses contra el presidente y al mejor estilo de los Hermanos Gasca: te vas a caer de la cuerda floja Victoria Eugenia si no amarras bien las puntas; con solo olerla a lo lejos, a lontananza, la pereza que despierta el fiscal con su aburrida magia de feria de pueblo al escapar una y otra vez por entre cortinas y cortinas de humo de la impunidad que reina en el país, se convierten en trepidantes actos de escapismo, a lo Houdini, al saberse que llegarán magos internacionales quienes amparados en leyes desnudarán el engaño en el truco: la bolita está bajo la uña; y es que tan solo con pensar que voy a fumarme un porro la urticaria y desprecio que me produce el viejito dulce, millonario y corrupto del Grupo Aval se transforma en “Inhalo Exhalo Inhalo Exhalo…”; con un pitazo se abre el apetito -intelectual- y en consecuencia me voy a “estudiar vago”: devoro con fruición gastronómica otras versiones periodísticas que vociferan al señor 1087985 aseverando que moriremos con la reforma a la salud…que él reformó con la Ley 100 condenándonos al acetaminofén, las humillantes esperas tras una cita con el especialista y los paseos de la muerte; dicen que la marijuana tiene efectos psicotrópicos, ¡qué va!, ojalá fuese cierto porque entonces un dosis diaria, par pitazos al desayuno, me sacaría de este delirio institucional poniéndome a salvo de monstruos y fantasmas, esos sí, que pretenden pasarse por la faja a la CIDH a la hora de destituir a funcionarios elegidos por votación popular. La cannabis sativa es medicinal, reitero, doy buena cuenta de sus bondades curativas con las cuales he podido soportar la miseria humana que nos carcome como sociedad, por ende y en consecuencia NO necesito de ley de la república, concesiones partidistas, movilizaciones callejeras ni apelar al sentido común de Polo, la Cabal o la Valencia para fumarme cuantos porros se me antojen ni mucho menos someto mi solaz y placer a peroratas baratas de congresistas mojigatos como JP y sus nuevos mejores amigos que se opusieron a la legalización de la cannabis sativa, a las mejoras laborales, a un sistema de salud real y a todo aquello que les suene a beneficio social.
*Roque Monteiro. comunicador social – periodista retirado, fotógrafo sin cámara, autor de varias novelas, cultivador de yuca y viajero incansable. Miembro del colectivo Psicolombianos de Diván.