Incompletud

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“La fuerza de una nación depende en última instancia de lo que puede hacer por su cuenta y no de lo que puede pedir prestado”. INDIRA GANDHI. (1.917-1.984. Ex -primera ministra de la India).

(Lea también: El buen gobierno)

La incompletud o la incompletitud, palabras raras, casi como si el propósito fuera simplemente llamar la atención, pues son poco comunes o no se escuchan mucho. El diccionario de la Real Academia Española admite solo la segunda, pero acepta el uso de la primera. Se trata en su definición del estado de lo que no está completo, de lo que está inacabado y, por tanto. adquiere el carácter, advertido o no, de tarea pendiente. Por esta razón, he acudido a la palabreja, que no debería llamar así, ni tampoco palabrota (que lo es por su carga de profundidad, como veremos), sino por la justeza de lo que comprende. Y la empleo para referirme a tareas históricas pendientes de este suelo que llamamos Colombia. Se trata de dos incompletudes históricas y de una incipiencia.

La primera aplicación es sobre lo que históricamente se ha llamado el Estado-Nación. La construcción de los Estados-Nación fue una tarea especialmente del siglo XIX, que de alguna se proyectó en la primera mitad del siglo XX y un poco más allá con los procesos de descolonización, especialmente en África. Un Estado-Nación es una forma de organización política​ que se compone de un territorio definido y delimitado, una población que lo habita de manera permanente y un gobierno propio, sobre los cuales ejerce soberanía. Tenemos que decir que, en nuestro país, o Estado-Nación colombiano, esa tarea está pendiente de concluir, aún en este propio siglo XXI. ¿Por qué? Porque todavía tenemos partes de la Nación donde no logramos que llegue el Estado, una inacabada tarea de dominio del territorio y lo demuestran hechos como el reciente “paro armado” en casi 90 municipios, decretado por fuerzas oscuras que responden al narcotráfico, imponen su ley, amedrantan la población, cometen todo tipo de crímenes y paralizan las actividades de todo tipo. En un claro y contundente desafío al Estado de derecho. Otro indicador de esa incompletud es la imparable deforestación de la región amazónica y de la Costa Pacífica para apropiarse de tierras de la Nación e igualmente la minería ilegal y la ineficacia gubernamental para controlar tales desafíos. Este es un reto titánico que debe ser priorizado dentro de cualquier programa presidencial, porque esto sí que desestabiliza y cuestiona nuestra viabilidad como Estado de derecho. Ya lo señalaba Luis Carlos Galán, en una conferencia en abril de 1989, titulada Colombia en los años 90: “Colombia no ha logrado dominar todavía su territorio. Ello sólo habrá ocurrido cuando podamos decir que el Estado ejerce plena jurisdicción administrativa, judicial y policiva en todos los rincones de la República”.

La segunda incomplitud histórica, es que no hemos podido construir un verdadero Estado de Bienestar, tarea que cumplieron muchos países en la segunda mitad del Siglo XX. Los niveles de pobreza siguen siendo el mayor reto a la proclamación que la Constitución de 1991 hizo de un Estado Social de Derecho. Esos niveles de pobreza que exacerbó la pandemia, es un gran reto para poder hablar de un Estado de Bienestar en nuestro país. El DANE certifica que la pobreza en las cabeceras municipales alcanza el 39,3% de su población, y en las áreas rurales el 44,6%. Es decir que en las áreas urbanas 4 de 10 habitantes es pobre (su ingreso no le permite adquirir una canasta básica de bienes y servicios) y en el área rural casi 5 habitantes de 10 están en la pobreza. Otra gran tarea para quien pretenda ser gobierno.

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El Estado de Bienestar no es una tarea exclusivamente estatal, es una gran tarea de sociedad, que pasa por romper las barreras de la exclusión, de la discriminación e imponer la convicción de solidaridad como el gran valor social para quebrar la enorme desigualdad que caracteriza a nuestra sociedad.

La tercera incompletud, es más bien una incipiencia, otra palabra como rara, eso de convertir los adjetivos en sustantivos para que no señalen adornos sino sustancia. No es esnobismo sino intento de precisar con palabras un pensamiento o mejor una reflexión sobre nuestra realidad como Nación. Me refiero a la llamada hoy en día Sociedad del Conocimiento. En esto sí que estamos incipientes. Los países que van adelante en esta era de la información han convertido la información en una fuerza productiva. ¿Qué es la sociedad del conocimiento? “Una sociedad del conocimiento es aquella sociedad que considera el conocimiento un elemento fundamental para el desarrollo y el progreso de la misma. Para ello, estas sociedades hacen que el acceso a la educación sea más sencillo” (Francisco Coll). El conocimiento no es solo sabiduría o distribución de la misma, sino capacidad de aprendizaje, pero en términos institucionales. Es decir, es el desarrollo de la capacidad de aprender colectiva y particularmente de las diversas unidades que conforman una nación, con el manejo sustancial y analítico de información. El desarrollo tecnológico no puede ser solamente de unos sectores avanzados o privilegiados de la sociedad, sino que se debe irrigar por todo el conjunto social. Todavía no logramos, para decir algo mínimo, invertir en términos de PIB, un porcentaje digno para desarrollar ciencia y tecnología. Colombia invierte solo 0.29% del PIB en lo que se llama Investigación y Desarrollo, I+D, cuando los países miembros de la OCDE de la cual hacemos parte gastan 2.5%. Todos los actuales candidatos a la Presidencia plantean la necesidad de elevar a 0,5% o 1,0% el aporte para ciencia y tecnología. Promesa hasta ahora incumplida por no ser la primera vez que figura en las propuestas electorales a la presidencia. Desde luego hay que tomar una mayor conciencia ciudadana sobre el valor de la ciencia, tanto para estimular, valorar y formar personas capaces de producirla, en los términos que el tamaño del país requiere y se disponga de una política pública que signifique un compromiso cierto y cree las estructuras correspondientes para su desempeño y así evitar simplemente ser un exportador de cerebros.

Estos temas de esta propuesta de análisis de la realidad del país, Colombia, los podemos calificar de estructurales. Hay también temas coyunturales que demandan atención seguramente urgente, que muchas veces conducen a opacar los temas de fondo o esos temas coyunturales son expresiones de lo que hemos considerado estructural y terminan siendo soluciones puramente paliativas, es decir respuestas frágiles y momentáneas. Quedan pues, en la brevedad de un artículo periodístico como una invitación a la reflexión y al debate.

CODA:  Hay una acción política de unos sectores ultraconservadores y religiosos en plan electoral, para mediante consulta plebiscitaria o referéndum echar atrás la sentencia de la Corte Constitucional sobre el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Me pregunto si es posible denegar un derecho mediante un tipo de estos mecanismos, es decir si acaso hubiese mayoría en tal consulta se denegaría ese derecho, lo que resultaría abiertamente inconstitucional, porque una mayoría no puede emplearse para denegar un derecho adquirido. Por esa vía lo que la Corte Constitucional ha consagrado como derechos, con base en la ley o por omisión de ésta, se vendría abajo consagrando la tiranía de la mayoría sobre la minoría.

Mi voto en las elecciones presidenciales del domingo 29 de mayo (primera vuelta) es por Sergio Fajardo. Considero que tiene el programa de gobierno más consistente y además la garantía de un hombre serio que cumple sus compromisos.

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*Víctor Reyes Morris, sociólogo, doctor en sociología jurídica, exconcejal de Bogotá, exrepresentante a la Cámara, profesor pensionado Universidad Nacional de Colombia.

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2 COMENTARIOS

  1. Uy! Ibamos bien con la incomplitud y la incipiencia. Dos palabras nuevas para mi. En resumen, como decía Mafalda, Como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante. Me encanta esta columna porque, además de educativa, es muy profunda e invita a la reflexión. Pero qué pesar que Fajardo sea, en tu opinión, el mejor candidato que tenemos. Así de mal estamos. Gómez ni figura en las encuestas. En mi opinion tenemos el país que nos merecemos.

  2. Lo de las incompletudes es claro: ausencia de Estado nacional, de Estado de bienestar y de Sociedad del conocimiento. Que estos sean problemas estructurales vale en el sentido que ellos engloban una multitud de facetas mutuamente enlazadas y que transformaciones en algún o algunos elementos implican tener en cuenta el todo para el logro de dichas transformaciones a la vez que estas influirían sobre el todo. Preocupante y anticonstitucional invocar el dominio de la mayoría cuestionando una decisión de la Corte. Precisamente un Estado de Derecho se distingue esencialmente por el respeto a las desiciones judiciales y por la lejanía de estas del tristemente célebre Estado de Opinión. Que el autor del artículo se incline por una candidatura presidencial específica en la actual coyuntura electoral da muestra del válido ejercicio de la democracia, de la inclinación a una determinada opción política por la lectura que el ciudadano (en este caso del escritor) haga del momento político y de sus inclinaciones personales y políticas, ejercicio formalmente similar al realizado por otros escritores de opinión en este y otros medios. De eso se trata en el país democrático que los más queremos construir. Bien, muy bien.

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