¿De qué me hablas viejo?

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Le hablamos sobre su monumental desconocimiento de las normas y las dinámicas políticas de un Estado que debería erigirse sobre principios democráticos.

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Lo que fue interpretado como una frase pronunciada desprevenidamente en la ciudad de Barranquilla, sería la hoja de ruta que marcaría el accionar de todo el periodo presidencial de Iván Duque.

Con el sol a sus espaldas y luego de dejar un país derruido económicamente, sumergido en la peor crisis institucional de su historia y con una imagen internacional completamente desacreditada, ciertamente, colgará su retrato al lado de nuestro Premio Nobel y posará como expresidente. Sin embargo, es claro, que ni por un segundo asumió durante todo el cuatrienio la dignidad y altura de su cargo.

A pocos días de finalizar su funesto gobierno y mientras la nación espera con ansiedad pasar esta oscura página, se hace necesario responderle a Iván Duque esa pregunta, que solo denotó su incapacidad de manejar el ejecutivo.

Primero, le hablamos de la flagrante violación de la Convención de los Derechos del Niño, mediante el bombardeo de campamentos guerrilleros en los cuales murieron niñas y niños. Con base en la juiciosa investigación presentada por el valiente senador Iván Cepeda en el año 2021, bajo las órdenes de Duque, se habían realizado 36 bombardeos, en siete de los cuales murieron menores de edad.

Basado en pruebas irrefutables, el senador demostró que, en las acciones militares murieron “13 jóvenes hombres, 7 jóvenes mujeres y 2 jóvenes de los cuales fue imposible determinar el sexo por parte de Medicina Legal dada la destrucción de sus cuerpos. Adicionalmente, “los jóvenes muertos tenía una edad promedio entre 15 y 17 años, pero algunos tenían entre 10 y 13 años”.

En ese orden de ideas, ante su pregunta futuro “expresidente”, le hablamos del incumplimiento por parte de su gobierno, de un sagrado deber plasmado en el artículo 38 de la Convención, mediante el cual el Estado debería tomar todas las medidas para proteger a niñas y niños de los conflictos armados. Además, le hablamos y especialmente corregimos al ministro de defensa (o de la guerra?) quien se refirió a esas niñas y niños como “máquinas de guerra”.

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¿De qué me hablas viejo?. De la brutal represión policial que ordenó para acallar esas voces que protestaban en el paro nacional. Una ciudadanía que, amparada por el derecho constitucional a la protesta, reclamaban la atención de un gobierno, que de manera indolente clavaba como avestruz la cabeza en el piso, para no escuchar los gritos de rechazo ante la posibilidad de una reforma tributaria que empobrecería aún más la economía de los hogares.

¿De qué me hablas viejo?. De un gobierno que no hizo nada por proteger la vida de lideres y lideresas sociales, ambientales y mucho menos la integridad de los firmantes del Acuerdo. Los números hablan por sí solos. Ciento veintidós lideres y lideresas, veintisiete desmovilizados asesinados y cincuenta y tres masacres, en lo corrido de 2022. Le hablamos indigno presidente, que su gobierno fue un baño de sangre y muerte.

¿De qué me hablas viejo?. De esa afirmación mentirosa que hizo en noviembre de 2021, según la cual “El Clan del Golfo llegó a su final”. Mientras usted  intenta cumplir su frustrado sueño como cantante en la ciudad de Valledupar, ese clan criminal, asesina policías en todo el territorio nacional. Por su parte, los fieles áulicos de su titiritero, reclaman al Presidente electo y su Ministro de Defensa soluciones ante la ola de violencia. Ni siquiera quienes lo eligieron lo ven como figura de autoridad.

¿De qué me habla viejo?. Le hablamos de los hechos de corrupción de sus funcionarios, que terminaron afectando la vida y el futuro de miles de niños y niñas, al coadyubar en el robo de setenta mil millones de pesos que debían destinarse a la conectividad. Una conectividad que abriría las puertas al conocimiento y a los sueños de esos menores a los cuales usted le dio la espalda durante sus cuatro años.

¿De qué me hablas viejo?. De las dos caras frente al proceso de paz. Por un lado, el sistemático desprecio a los Acuerdos y su implementación. Por otra, el vil robo que funcionarios de su gobierno hicieron de por lo menos quinientos mil millones de pesos que debían destinarse a las poblaciones más pobres y abandonadas.

¿De qué me hablas viejo?. De la permanente violación al principio de equilibrio de poderes sobre el cual debe sostenerse una democracia. Le hablamos de su bochornosa participación en política, de sus desatinadas declaraciones contra el aborto y su exacerbada defensa del imputado Uribe Vélez. Le hablamos sobre su monumental desconocimiento de las normas y las dinámicas políticas de un Estado que debería erigirse  sobre principios democráticos.

Por último señor Duque, le hablamos indignados por su desprecio al erario y esa forma que al mejor estilo de un vil ladronzuelo, está dedicando sus últimos días en la Casa de Nariño, a “raspar la olla”, dejando sendos contratos multimillonarios, nombrando amigotes en cargos diplomáticos y buscando afanosamente cualquier recurso público para derrochar.

De todo ese vergonzoso corolario le hablamos. Un legado por el que pasará a la historia.  

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*Héctor Galeano David, analista internacional. @hectorjgaleanod

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