Petro, ¿basta ya?

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Los ricos tienen derecho a ir a sus trabajos y a sus fincas tranquilos. Los pobres tienen derecho a comer.

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Que la revista Semana de Felipe López y Alejandro Santos es muy distinta de la revista Semana de los Gilinski y Vicky Dávila ya lo sabíamos. Pero que la última portada de la revista Semana diga “Petro, ¡basta ya!”, volviéndolo la cara visible de los recientes disturbios del país es alcanzar una cima periodística, que pensamos que nunca se iba a alcanzar.

Lo único bueno que tiene esa portada es que muestra claramente cómo piensa la derecha y por qué está equivocada. El diagnóstico, para la derecha, es muy simple: el problema del país es Petro. Y pues no. El problema del país no es Petro. La derecha tiene la causalidad invertida: Petro no es la causa de los problemas de Colombia, sino, a lo sumo, una de sus consecuencias.

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El problema del país es la fractura social y económica, que se ha agravado por la crisis causada por el mal manejo de la pandemia. El problema del país es que nos empobrecimos en una situación ya crítica y que tenemos casi 3,5 millones de desempleados, más de siete millones de pobres extremos, 21 millones de pobres (es decir, que no alcanzan a tener un ingreso per cápita de $332 mil pesos mensuales), más de 35 millones de colombianos que no alcanzan a ser ni siquiera clase media (es decir, que no alcanzan a tener un ingreso per cápita de $654 mil pesos mensuales), y una desigualdad rampante. Estos no son inventos de la oposición. Son las cifras oficiales del país. Y no son solo cifras: son dramas humanos. Estos son los verdaderos problemas que enfrentamos. Que han estado ahí desde hace décadas y que ahora, con la crisis provocada por el mal manejo de la pandemia, se agravaron.

Por eso, irrita que el Presidente en videos publicados en La Línea del Medio y en los que habla en un excelente inglés americano, de ese que se aprende en el BID, le “explique” al mundo que el problema de Colombia es uno de oportunismo preelectoral que quiere sembrar caos. ¿En serio pretenden atajar la crisis social diciéndole en inglés al mundo que el problema colombiano es un oportunismo preelectoral que quiere sembrar caos? Oh, my God!, en esas manos estamos.

Antes, la queja de la derecha con la guerrilla era que “no podemos ir tranquilos a nuestras fincas”. Ahora, la queja de la derecha con el paro y los bloqueos es que “no podemos trabajar tranquilos”. Yo, para que quede claro, justifico y entiendo el paro, pero no respaldo los bloqueos. Los bloqueos le hacen un flaco servicio a la protesta social legítima. Tampoco apoyo el vandalismo ni el terrorismo, ni las violaciones de los derechos humanos. Pero lo que entiendo claramente es que Colombia, o resuelve su problema social, o se la llevó el patas.

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No hay que ser muy malpensado para imaginar que la derecha está aclimatando la idea de que, para detener a Petro, hay que considerar incluso una salida “no institucional”: un gobierno autoritario, basado en la fuerza de las armas, que mande callar, así sea por la fuerza, a los disidentes. La lógica es: si las instituciones no son suficientes para acabar con la anarquía, acabemos con las instituciones.

Y la verdad es que hoy las instituciones parecen insuficientes: no están, no han dado la talla. Sin necesidad de llegar a hablar de un golpe de Estado, muchos hoy se preguntan si Colombia necesita una constituyente, si sería mejor un régimen parlamentario que uno presidencial, o cómo hacemos para aprobar una necesaria reforma política que no pase por el Congreso, porque por ahí dormirá el sueño de los justos, para no hablar de cómo resolver los ya mencionados problemas sociales.

Yo creo que Colombia podría salir de sus problemas por una vía enteramente institucional. Los cambios que tiene que hacer los puede hacer por la vía de las urnas. Pero no se puede dejar engañar. El país no puede seguir cayendo en la trampa, en la que ya cayó una vez, de que, para no elegir Petros, tenemos que elegir Duques, y viceversa. El país está harto de los odios y la polarización. No solo harto: la polarización nos está haciendo un daño tangible. A mi modo de ver, el problema es simple: los ricos tienen derecho a ir a sus trabajos y a sus fincas tranquilos. Los pobres tienen derecho a comer. Un sistema que garantice una cosa, pero no la otra, no puede ser estable, ni puede sobrevivir.

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*Daniel Castellanos García, @castellanosgd, economista, director de la Fundación Impacta, organización para la transformación social.

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2 COMENTARIOS

  1. ¿En verdad consideras que “el problema es así de simple”? ¿No te percatas de cuán complejo es? ¿No te dice nada el concepto de justicia? No se trata solo de sobrevivir, sino de vivir en dignidad. Pero, en general, la columna es buena.

  2. Lo que hay es que tener temor de Dios y dejar los intereses personales y unirse los de derecha y de izquierda porque incendiar un pais como lo han hecho es grave porque las bandas de delincuentes se han puesto de acuerdo para acabar el país porque no se dedican a controlar la corrupción de los municipios de Colombia que la procuraduría y contralorías no hacen nada y por eso los pueblos no progresan y enseñar a trabajar a su pueblo que es lo que permite el desarrolló, y cada dia producir mas y esto permitirá pagar mejor Y esto mejorara la calidad de vida . Unas manifestaciones decentes estoy de acuerdo con el vandalismo y el oportunismo politico no!

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