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Es menester, así lo creo, avanzar un poco más, poniendo en práctica los mecanismos que la legislación permite como herramientas para tratar de cambiar las cosas.
Es principio de derecho que una ley la deroga otra, pero en Venezuela existe otra posibilidad de hacerlo. Es el referendo que prevé el artículo 74 de la Constitución que permite que ello ocurra de manera parcial o total respecto de la norma en discusión.
Conforme a éste, cuando se trata de leyes, un número de electores no menor del 10% de los inscritos en el censo electoral puede hacer la respectiva solicitud al Consejo Nacional Electoral y, si ello se logra, se realiza el evento, concurre cuando menos el 40% de los integrantes de dicho censo y la opción por la derogatoria obtiene la mayoría de las opiniones, ella quedará derogada. Por lo que se refiere a la derogatoria de decretos presidenciales, las dos últimas condiciones se mantienen, requiriéndose, en todo caso, que los convocantes sean cuando menos el 5% del padrón habilitado para votar.
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La Asamblea Nacional elegida el pasado mes de noviembre está discutiendo distintas normativas que desde ya están contando con el rechazo ciudadano y político, entre ellas la atinente a las universidades y la que se refiere a las comunas. Ello no puede quedarse allí, en la denuncia, en la protesta. Debe darse un paso más y activarse el referendo respectivo que permita derogar las normativas que finalmente se aprueben.
Independientemente de la discusión que exista respecto de su legitimidad, quienes están ejerciendo el poder en Venezuela están utilizando los mecanismos que la ley les da para adoptar decisiones, de allí que quienes adversas su accionar deben hacer lo propio para contrarrestarlas. Lo que decidan en el poder se ejecutará mientras no se haga lo contrario y allí no vale abstención.
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Hasta ahora, el liderazgo que, tanto en los factores políticos como en la sociedad civil, da muestras de enfrentar lo que ocurre internamente, respecto del tema legislativo, solo lo hace mediáticamente, con lo que solo manifiesta inconformidad con lo decidido, sin que ello impacte en modo a quienes lo acordaron. Es menester, así lo creo, avanzar un poco más, poniendo en práctica los mecanismos que la legislación permite como herramientas para tratar de cambiar las cosas. Si esto no se produce porque quienes detentan el poder lo impiden, perfecto, que así sea, pero la tarea se hizo. Si, por el contrario, el objetivo se logra, se les dará una lección que no olvidarán y los obligará hacia el futuro a ser más cuidadosos.
Por razones que todos conocemos, hemos abandonado los mecanismos que pudieren permitirnos obtener resultados diferentes a los que tenemos. A quienes internamente en Venezuela actúan les corresponde hacer las correcciones necesarias para que eso cambie. Quienes afuera estamos, por lo pronto, solo nos queda proponerlas en la medida que en ellas creamos. Eso hago hoy.
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*Gonzalo Oliveros Navarro, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. @barraplural
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